Es de todos conocidos que la Nations League se ha vuelto un dolor de cabeza para los seleccionadores nacionales. Hasta el momento, el equipo mexicano no ha logrado conquistar dicho torneo en los que ha visto en primera fila como Estados Unidos se ha convertido en campeón en las tres ediciones que se han disputado.
Si bien la continuidad de Javier Aguirre no está en duda y prácticamente existe un 99% de posibilidades para que el Vasco dirija su tercera Copa del Mundo en junio del 2026, cuando se trata del futbol mexicano, ese 1% es indescifrable.
Por el momento no hay alarmas, y el proyecto que Javier Aguirre y Rafael Márquez están comenzando a consolidar, luce firme para que Aguirre cumpla con su contrato y esté al frente del equipo tricolor durante el Mundial que se disputará en nuestro país y, una vez concluya su participación, sea el michoacano el que tome el equipo con miras de la Copa del Mundo de España, Marruecos, Argentina, Uruguay, Paraguay y sepa cuántos países más serán sede en 2030.
Semana de respuesta al magisterio
Ahora, el próximo rival es el primer gran examen para el Vasco y su cuerpo técnico, la selección de Canadá, la que mayor crecimiento ha tenido en nuestra zona en los últimos 5 o 6 años, en el papel debería poner a prueba el nivel actual, con el tiempo que ya ha trabajado Aguirre y conformado el plantel, ya es momento para observar las mejorías y ya tener un panorama real de lo que puede ser México en el Mundial. Es obligación para la Selección Mexicana ganar mañana a Canadá y citarse con Estados Unidos (lo más lógico) el próximo domingo. En la final, exigir el título debe estar en el discurso, pero realmente las formas serán lo más importante a evaluar. Preferible perder, sí una vez más ante Estados Unidos, pero que sea con una idea de futbol, a ganar, pero gracias al Espíritu Santo.
Y qué pasa si México cae contra los de la Hoja de Maple. Bueno, pues comenzará la rumorología que siempre aparece cuando hay un tropiezo de México. Porque también ya muchos saben del chismecito que ha corrido por las redes sociales y en algunas mesas de debate deportivo, que ya comienzan a vender la idea de que André Jardine, sería ahora sí, el último bombero que llegaría al banquillo mexicano, y de acuerdo con lo visto en el América, el buen futbol estaría garantizado. Obvio, todo esto bajo la aprobación del patrón águila, que vería con buenos ojos que el entrenador que llevó a la gloria a su equipo, brinde una gran actuación en el renovado y renombrado Estadio Azteca durante el Mundial.
En lo personal dudo mucho que eso pueda suceder. Los nombres de Javier Aguirre y Rafael Márquez tienen mucho peso dentro de la Federación Mexicana de Futbol y emanan buenas sensaciones con la mayoría de los dueños de los clubes, incluyendo el del América. Además de todo, desprenderse en este momento, camino al tetracampeonato, de su entrenador tampoco suena como un buen negocio.
Ahora sí como se dice, “somos los que somos y estamos los que estamos”, y eso incluye también ya a la mayor parte de los jugadores que en 18 meses defenderán la camiseta nacional. Habrá que esperar a mañana y a la hipotética final, para comenzar a desmenuzar los últimos ajustes que se requieren y que seguramente Aguirre deberá confeccionar, porque tiempo es lo que ya no tiene.
