Las autoridades locales claramente son ineficaces y omisas, pero eso no justifica ningún asesinato ni el tomar justicia por propia mano, sin consecuencias. Pero no es más que el resultado de tanta impunidad, en una sociedad que hoy está celebrando el delito, el ojo por ojo
La escena es por momentos inverosímil, porque ver a una mujer de 74 años detonar un arma de fuego corta contra quienes presuntamente habrían querido aprovecharse de ella, al ocupar ilegalmente una propiedad de su pertenencia, no es de lo más común.
El hecho ocurrió en Chalco, Estado de México, con un saldo de dos muertos, uno de 19 años en el lugar y otro de 51 años horas más tarde, víctima de las heridas.

Naranja en mal estado
El video corrió como pólvora en redes sociales donde la presunta responsable de un doble homicidio se convirtió en una “celebridad” viral. La inteligencia artificial rápidamente se hizo presente para acompañar a esta “señora de acción” que tras su crimen, muchos aplaudían.
En minutos comenzaron a circular cientos de mensajes —sin confirmación oficial—, sosteniendo que Carlota “N” había denunciado el supuesto allanamiento, sin obtener respuesta de las autoridades.
Los primeros reportes —no confirmados por la Fiscalía del Estado de México— relacionaron a las víctimas con un sindicato que comete actos de “paracaidismo” u ocupación ilegal y despojo de inmuebles con dueño.

Si bien se trata de un delito tipificado, cuya sanción va desde lo económico hasta la prisión, es recurrente en zonas conurbadas y las historias notienen fin. Quizá vino de ahí el ánimo colectivo de solidaridad, aun con dos muertos en el camino al hacer justicia por propia mano y en horas hasta un corrido se musicalizó:
“…la abuela quería justicia y cargando en mano una escuadra se hizo viral la noticia…. hoy si te pasas de listo, te dispara la abuela de rosa”, dice la canción que el mismo día de los hechos circuló en redes sociales, inspirada en la “abuelita justiciera”.
En Minatitlán, Veracruz, pasó algo similar en el restaurante Bar Jalisquito, cuyo dueño decidió dejar de pagar derecho de piso, a un personaje conocido en el lugar como El Comandante Diablo que se lo exigía con amenazas.
El pasado 21 de marzo el propietario del local llegaba a su establecimiento en su vehículo, cuando hombres armados que estaban a punto de ingresar lo reconocieron y le dispararon. La víctima perdió el control de su camioneta y terminó arrollando a los sujetos que murieron en el lugar.
Eran ellos o todo mi personal… no cometí ningún delito, los delincuentes están muertos y hoy la nota fue diferente” publicó un día después el dueño del restaurante en sus redes sociales y no faltaron las porras y muestras de apoyo digitales.
Y es que Minatitlán en sólo una semana registró el cierre de 10 comercios y más de 80 en lo que va del año, todos víctimas de extorsión. Las autoridades locales claramente son ineficaces y omisas, pero eso no justifica ningún asesinato ni el tomar justicia por propia mano, sin consecuencias.
Pero no es más que el resultado de tanta impunidad, en una sociedad que hoy está celebrando el delito, el ojo por ojo, el crimen como forma de justicia, mientras las nuevas generaciones observan, aprenden y pronto lo estarán replicando.
Esta misma semana varios estudiantes de la secundaria diurna 88 Dr. Nabor Carrillo Flores, en la alcaldía Venustiano Carranza, fueron expulsados luego de haber posado en redes sociales con armas de fuego en baños y salones.
Entre enero y octubre de 2024 se registraron en México 665 homicidios con arma de fuego, entre personas de 0 a 17 años, y 114 feminicidios con arma de fuego de niñas y mujeres adolescentes a nivel nacional en el mismo periodo.
Vimos también a estudiantes adolescentes tomar el micrófono de manos del gobernador Ricardo Gallardo Cardona, en San Luis Potosí, para defender los corridos tumbados, “la música no influye en las conductas” dijo una de las alumnas sobre la intención del Congreso Local de prohibir el polémico género musical.
Y es que la música ha probado ser un efectivo poder para exaltar la figura de lideres delincuenciales, cuyas historias y “hazañas” se cuentan a través de los famosos corridos, cada vez más sofisticados y sanguinarios, pero con más público que los canta y aplaude.
El género tiene registro desde 1929 en la frontera norte de México, donde nació “La Piedrera”, legendario corrido inspirado en un lugar donde cuentan que arrojaban cadáveres.
De eso han pasado casi cien años, pero la justicia lejos de avanzar, parece haber retrocedido. Igual que una parte importante de la sociedad mexicana que se ha ido “salvajizando”, hasta llegar a este punto de celebrar y cantar asesinatos considerados “aleccionadores”.
Que duro es pensar que para muchos éste será un camino sin retorno, montados en un monstruo que abraza a una autoridad laxa y temerosa, o coludida e igualmente responsable, de la organización de este juego en el que ya perdimos todos…
