Hace unos días vi un documental que ha sido ampliamente comentado desde su estreno. PRI: Crónica del Fin es una serie documental escrita y dirigida por la periodista Denise Maerker, en la que narra el auge, declive y desgaste interno del PRI, el partido que dominó la política mexicana durante décadas.
A lo largo de cinco episodios, el documental recorre etapas clave: desde la fisura inicial en los años setenta hasta el colapso del PRI frente a escándalos, traiciones y crisis institucionales. En esta serie se incluyen entrevistas con protagonistas y testigos del sistema priista, desde expresidentes como Carlos Salinas de Gortari, Vicente Fox y Enrique Peña Nieto, hasta figuras como Porfirio Muñoz Ledo y varios analistas políticos.
El documental aborda cómo el PRI, lejos de desaparecer de un día para otro, fue debilitándose por la corrupción, los excesos de poder, las fracturas internas y el agotamiento de su modelo dominante.

Nueva etapa México-Francia
No hay que ver la serie para saber de los miles y miles de errores que cometió el partidazo, cómo carga aún con tantos pecados y cómo esos sobrepasan sus grandes aciertos. Desde la construcción de instituciones, el orden político y la tan criticada mano dura con la que gobernó, pero que contribuyó a una gran estabilidad; son cosas que hoy, a pesar de su importancia, nadie agradece.
Esto nos lleva a reflexionar cómo un partido que lo tuvo todo: recursos económicos, una maquinaria impecable y aceitada que construía proyectos políticos, tejía candidaturas que le permitían gobernar el país, terminó convertido en un partido sin valor alguno. Visitar el CEN del PRI era similar a visitar una secretaría de Estado, con la diferencia de que desde ahí salían quienes iban a llevar las riendas de los municipios, de los estados y del país. Era la gran sede del poder, ésa que durante años se mantenía discreta, pero operando, mientras que en los años electorales llegaba a ser tan importante que recibía miles de visitas al día.
Todo ese poder y toda esa grandeza quedaron atrás gracias a los excesos y errores de sus cuadros, de sus actores y de sus dirigentes. La serie en cuestión debería ser un aviso para Morena, que, si bien hoy mantiene un gran poder, hay que reconocer que en su tiempo el PRI tuvo más… y lo perdió todo.
¿Qué necesidad hay de mimetizarse con ellos? Hoy las redes sociales, los medios escritos, la televisión, la radio y demás canales sólo hablan de los errores de los actores de Morena, de sus abusos, de sus incongruencias y de su falta de empatía.
Mientras ellos siguen en su espiral de equivocaciones, la Presidenta lucha por poner orden en la casa. Ahí está la aleccionadora serie que retrata cómo fue el principio del fin, y cómo, a pesar de saberlo, nunca hicieron nada por remediarlo.
Hoy, el PRI es la representación de lo que no se debe de hacer, y tal parece que ese camino está tomando Morena.
Ahí está la gran lección del PRI para Morena.
Reenviado.
“Pero es que usted me dice que sí trabaja, pero la gente me dice que no, y yo prefiero creerle a la gente...”.
- Palabras de la Presidenta Claudia Sheinbaum regañando al alcalde Rogelio López, de Huauchinango, Puebla, después de que una ciudadana le contaba el olvido por parte de la administración municipal, resultado de las afectaciones ocasionadas por las fuertes lluvias, al tratar de interrumpirla diciendo: ”Ya estamos trabajando en eso”.
