Actividad productiva: en espera de acciones efectivas

Actividad productiva: en espera de acciones efectivas
Por:
  • arturov-columnista

Hay temores importantes en torno al desempeño productivo en México. Las expectativas sobre el crecimiento económico son pobres y los indicadores más recientes no son halagüeños. No obstante, los niveles de confianza en torno a la situación presente y futura son favorables, y constituyen una ventana de oportunidad para mejorar la situación.

Por el lado negativo, quizá el indicador reciente más importante, se refiere a la producción industrial de noviembre. En su tendencia de corto plazo, la actividad industrial mostró una caída significativa respecto al de octubre. Con ello, reforzó la tendencia descendente de esta importante actividad económica. A su interior, el mal desempeño se explica por la persistente y acentuada caída de la producción petrolera y de la construcción. Sólo la producción de electricidad y de manufacturas, continúan dando ímpetu a la actividad de la industria mexicana. Sin embargo, la producción manufacturera ya da visos de desaceleración en los últimos meses.

En segundo término, indicadores de la demanda interna de octubre pasado, no dan señales de recuperación sostenida, hacia final del año pasado. Por el contrario, el Inegi reporta una caída importante del consumo privado y un crecimiento muy moderado, cercano a cero, de la inversión bruta fija.  Así, el papel del principal impulsor del crecimiento viene por las exportaciones. Los datos recientes, tanto por el lado de la demanda como de la producción industrial, no resultan tan halagadores. Por el contrario, presuponen preocupaciones en torno al desempeño productivo. Incluso, las expectativas apuntan un crecimiento bastante moderado para este año, e incluso, menor respecto al estimado para 2018 (1.8% versus 2.1%, respectivamente, de acuerdo con el consenso de la Encuesta Citibanamex de expectativas).

Desafortunadamente, las mala noticias en torno al crecimiento posiblemente se acentúen, debido al efecto de la contingencia que vivimos en torno a la distribución de gasolina en el país, principalmente en la zona del bajío. A la fecha me parece prematuro establecer una métrica sobre el impacto negativo que esta situación extraordinaria, generará sobre el crecimiento económico. Su magnitud dependerá de la duración del evento y, por tanto, de la eficiencia gubernamental para normalizar el abasto del combustible.

Por fortuna, no todas las noticias han sido negativas. Destaca el importante incremento del Indicador de la Confianza del Consumidor, que de nueva cuenta alcanzó máximos históricos en diciembre. En efecto, de acuerdo con el indicador y sus componentes, en paralelo con la entrada de la nueva administración, repuntan los niveles de confianza de los consumidores en torno a la situación económica actual y futura de las familias y del país, así como de la posibilidad de compra de bienes duraderos.

Si bien la situación actual respecto a la problemática de distribución de gasolinas puede afectar la confianza de los consumidores, el enorme respaldo de la población a las medidas gubernamentales, para enfrentar la crítica situación del robo de combustibles, puede ser una señal de que la confianza de los consumidores no habrá mostrado un deterioro significativo en el comienzo de este año. Sin duda, como pocas veces, este indicador será muy relevante para evaluar las decisiones de gasto de la población.

En segundo término, la paridad peso-dólar ha mostrado un fortalecimiento muy importante de la moneda mexicana, incluso, la paridad ha llegado a estar por debajo de los 19 pesos por dólar. Este hecho resulta en estos días de vital importancia pues, aun cuando sabemos que el tipo de cambio enfrenta una volatilidad importante y el factor externo es determinante, una apreciación del peso frente al dólar da cuenta de mayor confianza de los mercados, en torno a la situación económica mexicana y sus perspectivas.

Este 2019 es un año difícil para el crecimiento de la economía mexicana. La situación actual requiere de respuestas rápidas y efectivas del gobierno mexicano, para aprovechar al máximo la confianza ganada por los distintos agentes económicos.