AMLO y los coronavirus

Al comunicador por excelencia, la información se le indigestó; al comunicativo gobernante que opera desde cámaras y micrófonos todas las mañanas, se le hace cuesta arriba atinarle a la mezcla precisa entre ser ejemplo de mesura y buen ánimo o aparecer indolente e imprudente.

Acierta sin duda, y apenas ayer logró articular la explicación, en preocuparse por los eslabones más desprotegidos de las cadenas económicas del país, ante la brusca e inevitable desaceleración que viene. Apura apoyos a adultos mayores adelantando un bimestre más su pensión.

Atiende el llamado de su secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, para ver por aquellas madres trabajadoras, que ante el cierre temprano de escuelas, quedarán frente a la injusta elección de cuidarse o buscar ingresos para el hogar. Hace bien en apuntar hacia sus programas sociales consentidos, como auténticos botes salvavidas para las semanas por venir.

Se anuncian medidas de inciertos resultados ante un panorama desolador en materia de precios y guerra comercial, la salud de las finanzas públicas que AMLO destaca, lo sabe, aunque no quiera ser agorero de descalabros futuros, tiene límites.

La insolvencia en el mercado interno por una cascada de incumplimientos que permean, amenaza con erosionar lo poco que se ha ganado en el blindaje a los sectores más vulnerables. Las secuelas de la pandemia de Covid-19 aquí y en el mundo apenas comienzan, de hecho, se habla ya de dos epidemias, la sanitaria y la económica.

Mercados de valores a nivel global pierden cerca de un tercio de su riqueza y con ello, empresas preparan recortes, postergan su desarrollo. De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo 25 millones de empleos están siendo cancelados; y en el sector turístico se habla de 50 más; fondos de pensiones huyen a puertos seguros para garantizar solvencia futura.

El dólar es la moneda de refugio por la calidad que le confiere el mundo, mientras el peso se hunde a niveles nunca vistos. Para la 4T el mito del súper peso murió y hay pronósticos —Credit Suisse— que presagian una contracción de cuatro por ciento para este año.

El inminente anuncio de la fase 2 de emergencia por Covid-19 implicará ahora sí, una actitud diferente del mandatario. Ayer todavía saludó de mano y beso.

En unos días, el número de infectados pueda alcanzar los 250 mil y a partir de esa proyección se estima que 170 mil personas requieran atención médica pero no hospitalización; cerca de 30 mil sí necesitarán ser internados, 10 mil a cuidados intensivos y cerca de dos mil 500 personas morirán.

Es el panorama que nos amenaza y vale entender que cuando se informa que hasta 70 millones podríamos contraer el virus en México, no significa que, en esa dimensión, existan manifestaciones clínicas. También vale destacar que científicos en China han documentado que el Covid-19 es un virus estable, no muta como el de la gripe, lo que hace viable alguna vacuna de las que ya se prueban.