¿Cómo pinta?

¿Cómo pinta?
Por:
  • arturo-damm

La típica pregunta por estas fechas es: “¿Y cómo pinta el año nuevo?”, pregunta a la cual me gusta responder así: “Pues a ver cómo lo pinta cada quien, ¡porque solo no se va a pintar!”.

¿Qué es lo primero que se necesita para que cada uno pinte, de la mejor manera posible, el año que inicia, que en este sentido es su año? Reconocer que, hasta cierto punto, somos lo que hacemos, pero que sobre todo somos como lo hacemos, y que si lo hacemos bien seremos mejores. Pongo un ejemplo.

El carpintero, a la hora de hacer la mesa, no solo hace la mesa, es más, en primera instancia ni siquiera hace la mesa, porque en primera instancia se está haciendo a sí mismo como carpintero, y si la mesa está bien hecha él será un mejor carpintero, de la misma manera que, si la mesa está mal hecha, independientemente de que le quedó mal al cliente, ¡cosa gravísima!, él será un peor carpintero. No hay manera de que haciendo una buena mesa esa persona termine siendo un peor carpintero, como tampoco la hay de que haciendo una mala mesa esa persona termine siendo un mejor carpintero. No hay manera.

Lo que estoy señalando es la relación indisoluble que existe entre la persona que trabaja (el carpintero), el trabajo realizado (la hechura de la mesa) y el producto del trabajo (la mesa), razón por la cual afirmo que, hasta cierto punto, somos lo que hacemos, pero que, sobre todo, somos como lo hacemos, y que, si lo hacemos bien, seremos mejores, de la misma manera que, si lo hacemos mal, seremos peores. Estoy señalando la relación indisoluble entre el hacer y el ser (hacer que se identifica con la poiesis griega, que Platón define en el diálogo El Banquete como “la causa que convierte cualquier cosa que consideremos de no-ser a ser”).

De todo lo anterior concluimos que lo que hacemos debemos hacerlo lo mejor posible, no por lo que se hace, sino por quien lo hace, y quien lo hace soy yo, cada uno de nosotros, razón más que suficiente para hacerlo lo mejor posible, y de ser posible a la primera, por aquello de que el tiempo es el más escaso de los recursos: 24 horas al día por una determinada cantidad de días en la vida de cada quien.

Independientemente de cuál vaya a ser el entorno económico en este 2020, entorno que no depende de nosotros, cada uno debe aportar lo mejor de sí mismo, aportación que sí depende de cada cual, para lo cual hay que comenzar por reconocer lo dicho: somos lo que hacemos, pero sobre todo somos como lo hacemos y, si lo hacemos bien, seremos mejores. Y eso, ser mejores, es el primer reto que enfrentamos para pintar el 2020 de la mejor manera posible, sin olvidar que siempre existe la posibilidad de mejorar. Los seres humanos no somos perfectos, y la gran ventaja de ello es que somos perfectibles, lo cual no tiene límites.