Emergencia sanitaria, conflictos laborales y desempleo

AMLO y el Gobierno federal declaran que no se podrá pagar sólo el salario mínimo a trabajadores durante el mes de “emergencia sanitaria”, como sí lo contemplaría la Ley Federal del Trabajo en el caso de una “contingencia sanitaria”. Se tendrá que pagar salario completo. Emergencia no es contingencia.

¡Pero sí lo es! Sostiene otro grupo apoyado en el criterio de influyentes abogados, como el exministro José Ramón Cossío. Las empresas que no puedan pagar remuneraciones enteras, en vez de cerrar, tendrían la posibilidad de arriesgarse a enviar a los trabajadores un mes a sus casas con salario mínimo, aprovechando la ambigüedad de los acuerdos oficiales del Consejo de Salubridad General y las lagunas en las leyes laborales y de salud.

Un tercer grupo es el de abogados de empresa y microempresa que consideran, más bien, que la crisis de Covid-19 no terminará el 30 de abril y que en un mes sí se declarará la “contingencia sanitaria”, de tal manera que los empleadores tengan que pagar este y aquel mes de salario sin producir ni vender. Para los negocios que no sea viable hacerlo, cerrar desde ahora es una triste opción, pero inevitable en algunos casos. En vez de enfrenar un juicio laboral por la interpretación de la emergencia sanitaria y luego de todas maneras quebrar, preferirán hacer frente directamente a las demandas por despido por cierre de empresa. No se trata principalmente de grandes compañías o de conservadores opositores al Gobierno. El emprendedor morenista Simón Levy incluso se ha quejado de que se pudiera obligar a las pequeñas y medianas empresas a pagar el salario mínimo sin ningún apoyo fiscal o medida para paliar esta depresión. “Es un suicidio y es cruel”, escribió.

Conozco microempresas, ya endeudadas, que se preparaban a morir en la raya durante esta emergencia, pero al escuchar advertir al canciller Marcelo Ebrard que puede haber responsabilidades penales y a AMLO exigir que se pague salario entero, ya están tirando la toalla. No ven venir juicios justos, sino presión al Poder Judicial para avalar las medidas del Gobierno de distinguir “emergencia” y “contingencia”, contra el espíritu de la ley.

Aumentará el desempleo, sin duda. Y, con éste, víctimas que no serán sólo por Covid-19, sino por homicidio, cirrosis, suicidio y muertes infantiles. Pero la principal culpa, seamos honestos, es del virus. O sea, de nadie. A pesar de la exigencia de tener seguridad jurídica, la ambigüedad de los acuerdos del Gobierno sí puede ser una herramienta en estos momentos tan difíciles, suponiendo que prevalezca la solidaridad y la buena fe. Pagarán salarios completos las empresas que puedan y, las que no, invocarán la “contingencia sanitaria” prevista por ley. Y ya decidirá el Poder Judicial.

Ah, y no todo, absolutamente todo, será peor. El trabajo a distancia será por fin valorado. Habrá disminuido contaminación y emisión de gases de efecto invernadero. Con un poco de suerte, seremos menos consumistas, más solidarios y conscientes de la fragilidad de la vida en el Antropoceno.