Un modelo islandés de escuela feminista y... pacificador

Un modelo islandés de escuela feminista y... pacificador
Por:
  • bernardo bolanos

En una famosa escuela preescolar de Reikiavik, Islandia, las niñas pequeñas inician el día con ejercicios atléticos y algunas se lanzan a caminar descalzas en la nieve, incitadas por las porras de su maestra y compañeritas. En contraste, los nenes hacen meditación y son invitados a expresar sus emociones. La fundadora de la escuela, hace treinta años, es Margret Pala Olafsdottir, orgullo del país como lo fue y sigue siendo María Montessori, en Italia.

El modelo llamado Hjalli ya se expande en Europa y veremos si en el mundo a largo plazo.

Para mí, que lamento haber estudiado desde la primaria hasta la preparatoria en una escuela “para hombres”, el inconveniente del modelo Hjalli es la separación de niñas y niños, aunque no se trate de un apartheid absoluto. Ambos conviven una hora al día. Más tiempo, piensa Pala Olafsdottir, implicaría reproducir las relaciones de dominación de los varones.

Inspirados en esa escuela islandesa, en México podría introducirse al menos una iniciación temprana a la educación física diferenciada: yoga o meditación obligatoria para niños de preescolar y futbol u otro igualmente tónico para niñas. ¿Más tarde, en secundaria, debe haber materias como cocina para niños y defensa personal para niñas?

Ante la pregunta de ¿dónde está la evidencia científica de que el modelo Hjalli funciona? Podemos voltear a muchas disciplinas, sin tener que esperar a que una muestra estadística enorme pruebe su efectividad. El modelo Montessori fue validado por la revista Nature en 2017, más de cien años después de creado. No se le puede exigir a la sociedad mexicana esperar tanto.

Sabemos que algunas actividades históricamente masculinas están asociadas a mayor violencia. Por mencionar sólo un ejemplo, ser árbitro de futbol amateur es uno de los oficios con más “accidentes de trabajo”, porque, al calor de la cascarita, incluso pacíficos burócratas se suelen convertir en agresores.

Para Platón, la pasión, irascibilidad o coraje (thumos) era uno de los tres contenidos mentales, junto con la razón y los deseos. El filósofo griego sabía perfectamente que el thumos podía cultivarse por encima de los otros dos, por medio de prácticas gimnásticas guerreras y el fomento de la cultura del honor y la valentía, como ocurría en Esparta. Platón también sabía que las mujeres eran igualmente susceptibles de desarrollarlo, si se les permitía; y que si a los niños se los ponía a cultivar más bien la poesía, se hacían emocionalmente sensibles. Y resulta que México necesita hoy compensar los estímulos al thumos de los varones y construir una cultura de paz.

La evidencia científica está, también, en los más recientes estudios de psicología evolucionista. Sí hay algunas propensiones innatas típicas de niños y niñas, respectivamente; pero sólo son tendencias, la naturaleza humana no está determinada (propensión no es fatalidad). Por eso, tienen razón quienes aseguran que aunque un hombre no puede ser completamente feminista, aunque cambien las instituciones y la cultura, sin duda podemos ser menos machistas. El Estado debe fomentarlo a través de la escuela.