No entendemos que no entendemos

No entendemos que no entendemos
Por:
  • Carlos Urdiales

El Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador tiene un plan y sólo uno para paliar una crisis sanitaria y económica que juzga transitoria. No hay ni habrá pacto; gran acuerdo nacional con el concurso de todos. El único programa es el mismo plasmado en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024.

Cada vez somos más las voces que desde el periodismo, academia, organismos representantes de la iniciativa privada y corporativos sociales evidenciamos que no entendemos que López Obrador no cree y, por tanto, tampoco considera algo inédito, por mucho que la situación nos parezca extraordinaria.

Mientras en el mundo crece la percepción de que esta pandemia borra fronteras y altera el orden económico implantado, una crisis no presupuestada en la cual las naciones no pueden permanecer expectantes porque la amenaza de erosión social no respeta fronteras políticas; cuando la ciencia se revalora frente a la frivolidad occidental; cuando el planeta se llena de estampas históricas; cuando las religiones acomodan realidad a fundamentos teológicos; en México el Presidente mira la epidemia de Covid-19 como algo benéfico en tanto que precipita la debacle del neoliberalismo; asume su liderazgo a partir de su doctrina y actúa en consecuencia.

No entendemos que, aunque las imágenes del mensaje del domingo retrataron a un solitario en Palacio Nacional, en su imaginario hay millones de pobres que aplauden, agradecen y celebran que AMLO rompe moldes para desterrar nocivas costumbres del neoliberalismo. Aquí y en el mundo entero. Épica que nace con Juárez cruza a Delano Roosevelt para inspirarse en la hamaca fúnebre de Simón Bolívar.

No entendemos que para el Presidente de México la pandemia de Covid-19 no trascenderá, que las muertes por venir y las tensiones de un sistema de salud precario a consecuencia como todo lo demás de la neoliberal herencia maldita —dirá que tampoco entendemos esto—, serán oportunidades para reconstruir a la familia no como núcleo social, sino como institución supletoria de toda carencia; será ventana para que una nueva conciencia asome el cuerpo entero y nos marque la ruta hacia un mundo justo sano y en paz.

No entendemos que las opiniones de gente que apoya la 4T, como Porfirio Muñoz Ledo, Germán Martínez Cázares o Carlos Urzúa, las cuales urgen al Presidente para mirar la apremiante realidad económica y social del país sin transformarla en insumo para su discurso no son bienvenidas.

Ni esas mentes ni las de cualquier otro nacido antes de 2018 que a juicio presidencial sólo expresan resistencia al cambio, a una histórica 4T que no contempla alterar su destino manifiesto a causa de una pandemia global que sólo será, insiste, pasajera, olvidable, efímera y, por tanto, fatua.

No entendemos que escuchar a los actores fifís del entramado social de la Patria en el Palacio Nacional no implica atenderlos. Dirán misa, pero plan hay uno y sólo uno. Ni pactos ni acuerdos o recetas ajenas al ensueño bolivariano que sobrevive en la hamaca. No entendemos que no entendemos.