Segob, INE y la cédula fundacional

Segob, INE y la cédula fundacional
Por:
  • Carlos Urdiales

El 22 de enero hubo reunión de alto nivel entre Gobernación y consejeros del INE. ¿El tema? Por enésima vez, el pendiente de la dependencia federal por cumplir con el 36 de la Constitución de proporcionar a todo mexicano una cédula de identificación universal y vitalicia acumula lustros.

El INE se niega a transferir datos biométricos a Segob, fue el encabezado periodístico del día siguiente. No fue preciso. Algunos consejeros han explicado que, por la Ley de Protección de Datos, darle su base de datos a Gobernación requeriría la autorización de cada elector inscrito en el listado nacional. Y sí.

Asesores de Bucareli argumentan que la Ley tiene los huecos necesarios para justificar semejante operación. Abogados consultados dudan. Pero el aparente diferendo, con todo y ajenos ánimos para escalarlo a conflicto, motivados por la pública animadversión del Presidente López Obrador hacia el órgano electoral y algunos de sus consejeros, tiene solución.

Existen antecedentes. Si hay voluntad para avanzar y que Segob pueda por fin dotar de una cédula de identidad fundacional a cada mexicano desde el día de su registro civil, se puede encontrar la ruta y zanjar los aparentes obstáculos.

La base de datos biométricos del INE ha posibilitado la identificación de cadáveres anónimos. Sí, y para ello no hubo transferencia de información al Sistema de Seguridad Nacional, lo que existe y lo permite, es un convenio de colaboración. El acuerdo permite que el INE no pierda la custodia de los datos que al instituto fueron entregados para poder votar, y al forense, consultar y resolver decesos y homicidios no identificados.

Ahí precisamente pueden encontrarse Gobernación e INE. Un mecanismo técnico-jurídico que permita a la secretaría acceder a la información encriptada en poder del INE sin necesidad de transferencias, generando ahorros y generando sinergias.

A lo que algo similar obligaría es a mantener un espíritu de colaboración institucional y dejar filias y fobias político-coyunturales de lado. Es decir, de que se puede, se puede. Y de paso, Gobernación cumplirá con ese deber pendiente.

Rifa y criptomonedas. Cuando el 17 de enero el Presidente López Obrador sorprendió con la idea de la rifa vía Lotería Nacional del avión expresidencial, Alfonso Jiménez, empresario regiomontano dedicado al desarrollo inmobiliario de gran escala en zonas turísticas de alta plusvalía, ofertó criptomonedas por valor (virtual) superior al tasado por la apestada aeronave y añadió como garantía en prenda, extensiones territoriales que duplicarían el monto de la negociación. No hubo respuesta oficial.

Hoy, Isatek y Alfonso Jiménez lanzan una campaña en medios digitales para que el Gobierno federal se entere de su propuesta. Suena a fake. Banco de México no reconoce ninguna criptomoneda. Habría que torcer disposiciones para que la singular oferta pudiera operarse.

Pero ¿acaso? sortear con seis millones de cachitos de lotería el otrora TP-01 no es raro también. Recompra popular de algo que con dinero público se arrendó. Imaginación transformadora que abre caminos impensados.