Transparencia que asusta

Transparencia que asusta
Por:
  • Carlos Urdiales

La ideología determina el discurso y éste, las políticas públicas que consecuentemente resultan improvisadas, descoordinadas.

El mensaje debe ser consecuencia de las acciones cuando no es el verbo, quien gobierna.

Las autoridades anuncian el retorno a la anhelada nueva normalidad, pero se equivocan de fecha por 15 días y ayer en el Diario Oficial de la Federación (DOF) publican otra corrección. Podrán las nuevas actividades consideradas esenciales, regresar a la actividad antes del 1 de junio si cumplen protocolos de seguridad sanitaria.

Automotrices, mineras y constructoras locales o transnacionales acataron en tres días, tres directrices oficiales diferentes. Disonancias desde el Gobierno y una sociedad que no entiende si esto acabó o viene lo peor.

En el momento más crítico de la pandemia el Presidente quiere reanudar sus giras mientras funcionarios federales no utilizan cubrebocas para no transmitir miedo.

La Constitución señala al Consejo de Salubridad General como la máxima autoridad en una emergencia, pero el Presidente López Obrador deja la ruta nacional para salir del confinamiento a la voluntad de estados y municipios. Sobre la norma, el discurso; nunca imponer nada. Nada.

Frases favoritas: la familia mexicana es única y ejemplar, luego el incremento de violencia contra mujeres durante el confinamiento es un mito, el 90 por ciento de las llamadas al 911 son falsas, sentenció AMLO ayer. Pero el 7 de abril la secretaria de Gobernación reconoció la preocupación oficial por la brutalidad que enfrentan millones de mujeres en el país.

Sobre datos y cifras, el verbo. Aquí el machismo es un estereotipo y su violencia, un espejismo. Así como las familias son reflejo del cine de oro nacional, la fortaleza étnica nos blinda contra contagios pandémicos. Adaptar la realidad y las políticas a la palabra del líder.

En la Ciudad de México, epicentro nacional de la pandemia, se anunció que será hasta el 15 de junio cuando inicie el retorno. Pero la nota resultó ser un borrador filtrado. Será la próxima semana cuando la Jefa de Gobierno articule algo mejor.

La saturación de hospitales en la capital se atiende con urgencia a través de ampliaciones y anexos hospitalarios, pero se desmiente por el mismo Gobierno, con estadísticas positivas sobre disponibilidad.

Si no faltan camas ni ventiladores pulmonares ¿cómo es que el canciller Ebrard afirmó lo opuesto? Cómo entender que si el director del IMSS explicó la procedencia y licitud de la compra de ventiladores a León Manuel Bartlett, festinen la devolución de estos al no cumplir con lo que, supuestamente, ocurrió de sobra.

Animosos discursos y obras de miedo. Preocupaciones mal disimuladas con programas y políticas públicas deficientes. De la canasta de créditos que Economía e IMSS disponen, la demanda no alcanza el 25 por ciento. Acaso la gente no se entera de la ayuda disponible a pesar de 4 conferencias oficiales cada día desde Palacio Nacional, es una duda que cuestiona el modelo informativo gubernamental.

Militarización de la seguridad pública por lo que resta del sexenio operada con el subterfugio constitucional de un transitorio. Maroma retórica que justifica cómo, ante la vieja realidad y añejas críticas, hoy vale hacer lo mismo que los de antes porque no es igual ya que no son los mismos.

La presumida transparencia también exhibe que hoy, como ayer, la impronta partidista y sectaria es potestad de quien está en el poder. Si en tiempos del presidente Carlos Salinas de Gortari toda obra pública era publicidad para “Solidaridad”, ahora la “Esperanza” es patente morenista o mejor dicho lopezobradorista que bautiza todo lo que a intereses electorales convenga.

Los 269 municipios “de la esperanza”, donde quizá comience la reapertura, son pobres y despoblados, allá donde no existe medición ni pruebas Covid-19 sino la ilusión de ser pequeñas fortalezas tipo “Wakanda”, iniciará la épica del renacimiento transformador.

Similar síntoma corregido por el INE y el Tribunal Electoral y detectado en las cartas que el IMSS enviaba para ofrecer los hasta hoy despreciados créditos de auxilio con la firma del Presidente.

Palabras y hechos en contrasentido. Batalla propagandística diaria y ardua. Cuando la transparencia revela honestidad, criterios, políticas públicas y procesos eficientes, alivia. Cuando expone desorden, pobreza en la gestión y la prelación de la ideología sobre razón, asusta.