¿Tregua? ¡Pura propaganda!

En medio del vendaval por la pandemia y emergencia sanitaria nacional, el Presidente López Obrador pidió y ofreció una tregua entre él, su Gobierno, sus porristas y ciertos empresarios, periodistas y adversarios. La patria es primero y la circunstancia, dijo AMLO, reclama unidad; posterga cotidianas batallas nacidas de una polarización que alimenta todos los días el heterodoxo de la política, un mandatario que ni es robot ni tiene por bodega su pecho.

Pero el llamado a la tregua, con sus adherentes y sus detractores, debe ir más allá de las palabras, debe traducirse, como comenzó a ocurrir hace dos días, en acuerdos políticos que suscriben gobernadores de todo el país con la Secretaría de Gobernación y el canciller Marcelo Ebrard; debe bajar al terreno de las acciones.

El próximo domingo el Presidente López Obrador presentará, por fin, un plan de reactivación económica; postergó el necesario anuncio para robustecer su primer informe al pueblo de México que ocurrirá el 5 de abril tal como lo tenía planeado, y en fila están sus otros informes, el segundo para el 1 de julio, el tercero y único oficial el 1 de septiembre y uno más para el 1 de diciembre.

Esperemos que esa celebración política de AMLO y los suyos ocurra ya sin coronavirus, pero como observamos, nada, ni pandemia ni emergencia, evitan que el Presidente pueda hacer propaganda.

Su convocatoria es efímera, las respuestas que obtenga tendrán tanta vigencia como la coyuntura lo permita, tan pronto como la presión económica por la súbita desaceleración productiva y comercial repercuta en la pérdida de empleos, los reproches presidenciales no atenderán tregua alguna, habrá reclamos y estigmatización.

Y de enfrente lo mismo, reclamos, críticas y descalificaciones por el manejo oficial de la emergencia. Ninguno ganará, la sociedad continuará inmersa en la urgencia sanitaria mientras los políticos dentro y fuera del poder, gritan, señalan, pelean.

La propaganda pro y anti AMLO, una apoyando hasta la ignominia a la 4T, la otra defenestrando al gobernante por su talante pendenciero, marcarán las semanas y meses por venir.

En 2021 habrá elecciones, la Cámara de Diputados se renovará y del gabinete presidencial más de tres saldrán con destino a gobierno locales, el 2024 comenzará a decantarse y la polémica consulta popular para la revocación de mandato en marzo de 2022, obliga a que nadie atienda ese llamado a misa llamado tregua por emergencia sanitaria.

La devaluación política alcanza a todos por igual, a los que están y a los que quieren estar. La imaginada transformación nacional va deformándose cada día más y se transforma en una vulgar guerra de propaganda pro o anti AMLO.

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