Y no le bajan

Y no le bajan
Por:
  • Carlos Urdiales

La violencia en México es otra epidemia, 15 años tiñiendo de rojo al país y ni alternancia ni transformación pueden con ella. La violencia la ejercen personas que gozan de la impunidad que les brinda incapacidad, corrupción y una política pública que renunció a la paz, bienestar y desarrollo de la mayoría al claudicar en el uso legítimo de la fuerza del Estado para intentar algo diferente, pedirle a los criminales que le bajen. Y no le bajan.

En materia de seguridad vamos requetemal y no hay nada en el horizonte que llame al optimismo. Hipótesis sobre por qué la violencia lejos de disminuir continúa incrementándose en plena pandemia sanitaria y confinamiento de millones, hay varias.

Los delincuentes no hacen trabajos desde casa, los cobros, venganzas y toma de territorios son actividades esenciales para los cárteles que se enseñorean en un país que busca atacar las causas de la perversa ilegalidad desde la cuna y contenerla a golpe de recomendaciones morales, ruegos éticos o con proclamas ideológicas, dejan todo como estaba para que vaya a peor.

Con promedio sostenido de tres mil asesinatos por mes, México suma al cuestionable diagnóstico parroquial de la 4T sobre que narcos y asesinos lo son por falta de oportunidades; un futuro inmediato de mayor pobreza, desempleo y falta precisamente, de oportunidades, con lo que el caldo de cultivo que el Gobierno asume como manantial de la violencia será aún mayor.

Para que la gente haga caso del “quédate en casa” hay acciones, la CDMX prueba la suave mano dura de Claudia Sheinbaum y restringe la movilidad a partir de medidas de autoridad —que no autoritarias— ante dos fenómenos sociales evidentes, por un lado la necesidad imperiosa de ganar dinero a diario y la otra, la sinrazón producto de la ignorancia que es ajena a clases sociales.

Confinar autos, apretar a empresas y negocios con actividades no esenciales a cerrar sus puertas son empeños a los que gobernadores se avocan de distintas maneras y modos, pero el “bájenle” del Presidente a los grupos delincuenciales que además rebasan a la 4T entregando apoyos sociales en mano a lo largo y ancho de sus feudos, una vez más, no funciona.

Esta semana se implantaron récords consecutivos de “día más violento del año”. Guanajuato, Chihuahua, Michoacán, Estado de México, Ciudad de México y Guerrero figuran en la cima de las entidades ensangrentadas. La crisis económica, la austeridad franciscana recargada y la épica transformadora no dan consuelo a la mayoría de mexicanos que sólo percibimos cómo gobiernos van y vienen mientras homicidios, secuestros y extorsiones permanecen. Y sin bajarle.

El año escolar ¿perdido? 2020 quedará en la historia como el año en el cual millones de alumnos de la SEP, UNAM, UAM, IPN y centros educativos estatales aprobaron sus cursos con déficit de conocimientos. La instrucción académica y la sana distancia todavía no son una posibilidad para la mayoría. Dura lección —otra— que nos deja esta pandemia.