Alejandro Armenta

Quiénes lucran con la pandemia

FRENTE DE BATALLA

Alejandro Armenta
Alejandro Armenta
Por:

Desde diciembre pasado que se reportaron los primeros casos de un nuevo virus en Wuhan, China, vivimos en el mundo una situación inusitada. Nuestra capacidad de adaptación y nuestra empatía se pusieron a prueba; en México el primer caso confirmado se reportó el 28 de febrero.

Hemos visto episodios de dedicación, amor al trabajo y al servicio público, pienso de inmediato en el personal médico; hemos conocido esfuerzos permanentes de mujeres y hombres de ciencia por asimilar, explicar y generar una vacuna.

Cada nación ha aplicado esquemas de atención de acuerdo con su población, distribución geográfica y al planteamiento de respuesta médica, entre otros factores.

El Gobierno de México ha guiado una atención médica especializada, que entre muchas acciones incluye informar a la población diariamente sobre la evolución de la estrategia, lo que ha permitido a muchos enterarse, por ejemplo, de que los gobernadores son, por ley, autoridades sanitarias que en su ámbito de actuación tienen que rendir cuentas a sus gobernados.

Desafortunadamente, opositores al gobierno han llegado al exceso de pretender constituirse en un contrapeso a la estrategia de salud, sin tener argumentos validados con pruebas científicas y evadiendo responsabilidad. De pronto se convirtieron en expertos en la materia.

El ejemplo más evidente es el planteamiento de un grupo de nueve gobernadores y de algunos partidos políticos de oposición, para relevar al subsecretario Hugo López-Gatell; el efecto que han generado ha sido contrario a sus deseos, consolidando al servidor público en mérito a su labor.

Lamento la actitud persistente de boicotear los esfuerzos, generar confusión y resistirse a toda acción del Gobierno que encabeza el Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Es el tiempo de los expertos, de la ciencia, como lo ha establecido el senador Ricardo Monreal, pero los opositores han encontrado espacio ahí —y en otros ámbitos— para intentar obtener provecho de la situación.

Es tal la sobreexplotación del tema, que aun aquellos que en otras etapas de su actividad política se cansaron de decir que el ciudadano es quien enseña a la autoridad y le marca la ruta, ahora pretenden usar la estrategia de “papá gobierno” para acusar a la autoridad federal de todo lo que ocurre.

Expreso mi sincera solidaridad con las familias de los mexicanos que han fallecido. Por respeto a ese dolor y porque es momento de serenidad no haré aquí una argumentación sobre la manipulación que han dado los opositores al número de decesos.

Como senador de la República prefiero contribuir con la gente para que se cuide, que esté informada y que actúe con responsabilidad según su situación individual. La pandemia no ha concluido. Es momento de sumar.

Nuestra vida pública debería estar enfocada en la empatía, en colaborar con las familias, en el regreso a clases, en tener iniciativas de auténticos representantes de los mejores intereses. En lugar de ello, los temas se distorsionan y los opositores se mantienen en su error; actúan moralmente derrotados y ahora también se encuentran moralmente impedidos de tomar acciones a favor de la gente, pues lo único que quieren y hacen, es golpear al Gobierno federal.