Arturo Damm Arnal

Del consumo

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Seis son las actividades económicas: por un lado la producción, oferta y venta de bienes y servicios, por el otro su demanda, compra y consumo, siendo el consumo, definido como el uso de un bien o servicio para satisfacer alguna necesidad (beber agua para quitar la sed, comer pan para quitar el hambre, tomar analgésico para quitar la jaqueca, etc.), la actividad económica terminal, la que le da sentido a las otras cinco: producción, oferta, venta, demanda y compra.

Uno es el fin de la economía: elevar el bienestar de las personas, que depende de la cantidad, calidad y variedad de los bienes y servicios con los que cuentan para satisfacer, de entrada, sus necesidades básicas, aquellas que, de quedar insatisfechas, atentan contra la salud, la vida y la dignidad de las personas y, de salida, sus deseos, aquellos que, satisfechas las necesidades básicas, definen la vida de cada persona. Todos necesitamos lo mismo, pero cada uno desea distinto. La necesidad masifica, el deseo individualiza.

En México no tenemos un indicador del consumo tal cual, del uso de los satisfactores, pero tenemos uno que se le aproxima, el que el INEGI llama Consumo Privado, que consiste en la compra de bienes y servicios de parte de las familias residentes en el país, excluyendo la adquisición de bienes inmuebles y objetos lujosos. Estrictamente hablando no es consumo sino compra, pero como la gran mayorías de los bienes y servicios que consumimos hay que comprarlos el Consumo Privado del INEGI es un buen indicador del consumo.

¿Cómo vamos en materia de consumo, la actividad económica terminal, la que determina el bienestar de las personas?

Ya tenemos, reportados por el INEGI, los datos del Consumo Privado para agosto, y tanto en términos mensuales (comparando con el mes anterior), como anuales (comparando con el mismo mes del año anterior), los resultados fueron buenos. En términos mensuales, en julio, el Consumo Privado no creció. En agosto creció 0.7 por ciento. En términos anuales, en julio, el Consumo Privado creció 6.2 por ciento. En agosto lo hizo al 7.1 por ciento.

Lo más importante es que el nivel del Consumo Privado alcanzado en agosto resultó un máximo histórico, lo cual quiere decir que nunca antes se había comprado tanto, lo cual no quiere decir que las familias que residen en el país ya cuenten, todas, con todos los bienes y servicios necesarios para, por lo menos, satisfacer sus necesidades básicas, para lo cual todavía falta mucho, lo cual abarca una buena cantidad de variables que van, desde una mayor demanda de empleo de parte de las empresas (lo que depende de las inversiones directas), hasta una mejor dotación de capital humano (conocimientos, habilidades y actitudes).

En el momento más grave de la recesión, mayo de 2020, el nivel del Consumo Privado fue similar al que se alcanzó en mayo de 2009. De tal magnitud fue el retroceso. En agosto pasado el Consumo Privado marcó un nuevo máximo histórico, habiendo superado los niveles previos a la recesión por lo que, si por recuperación entendemos superar el máximo histórico, el Consumo Privado ya se recuperó, lo cual no significa que todas las familias residentes en México ya cuenten con todos los satisfactores para, por lo menos, satisfacer sus necesidades básicas.