Arturo Damm Arnal

De las drogas

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal
Arturo Damm Arnal
Por:

A raíz del anterior Pesos y Contrapesos, en el cual expresé mi postura a favor de la legalización de las drogas, no faltaron lectores que me llamaron, desde narcotraficante, hasta marihuano, siendo que no soy, ni lo uno, ni lo otro. Es más, si fuera narcotraficante, lo último que querría sería la legalización de las drogas, con la cual desaparecerían las ganancias extraordinarias, que hacen del narcotráfico un negocio muy atractivo, y que son consecuencia de la prohibición.

Por ser un tema de suma importancia dedicaré cuatro Pesos y Contrapesos a explicar por qué fue un error prohibir las drogas (un mal mayor), y por qué sería un acierto permitirlas (un mal menor). Si las drogas son un mal, prohibirlas ocasiona un mal mayor.

Estar a favor de la legalización de las drogas no supone estar a favor, ni de su producción, ni de su consumo. Son dos cosas distintas. Estoy a favor de lo primero, no de lo segundo.

Estoy a favor de la legalización de las drogas, en primer lugar, por una razón ética, relacionada con la injusticia de la prohibición. En segundo, por una razón práctica, relacionada con la eficacia de la prohibición. En tercero, por otra razón práctica, relacionada con las consecuencias no deseadas de la prohibición.

La prohibición viola el derecho a la libertad individual (ética). La prohibición no disminuye, mucho menos elimina, la producción y consumo de drogas (eficacia). La prohibición ocasiona problemas más graves, la faceta delictiva del narcotráfico, que los que pretendía resolver, la drogadicción (consecuencias no deseadas).

La razón ética tiene que ver con la justicia, que consiste en el respeto a los derechos de los demás, que son, para empezar con los naturales, el derecho a la vida, la libertad individual y la propiedad privada. La prohibición de las drogas viola el derecho a la libertad individual para producir, ofrecer y vender drogas, para demandarlas, comprarlas y consumirlas, actividades éticamente cuestionables, pero no delictivas por su propia naturaleza, razón por la cual no deben, ni prohibirse, ni castigarse.

Delictivas por su propia naturaleza son las actividades que violan derechos: matar, viola el derecho a la vida; secuestrar, viola el derecho a la libertad; robar, viola el derecho a la propiedad, actividades delictivas por su propia naturaleza que sí deben prohibirse, prevenirse, castigarse y resarcirse, siendo todo ello legítima tarea del gobierno.

Si aceptamos lo anterior preguntémonos: ¿qué derechos violan quienes producen drogas y quienes las consumen?, momento de distinguir entre delitos y vicios, entre actividades éticamente cuestionables y actividades delictivas por su propia naturaleza. Desde la producción hasta el consumo de drogas son lo primero, pero no lo segundo.

Continuará.

(Primero de cuatro partes)