Arturo Damm Arnal

Ley ineficaz

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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En el anterior Pesos y Contrapesos expliqué por qué la Ley de Fomento de la Lectura y el Libro es una ley injusta, siendo injusto lo que viola derechos, y eso, violar el derecho del librero para ofrecer sus libros al precio que crea conveniente, es lo que hace la mentada ley, en cuyo artículo 22 leemos que:

“Toda persona física o moral que edite o importe libros estará obligada a fijar un precio de venta al público para los libros que edite o importe (y que) el editor o importador fijará libremente el precio de venta al público, que regirá como precio único”, y, en el 24, que “los vendedores de libros al menudeo (los libreros) deben aplicar el precio único de venta al público sin ninguna variación”.

Es una ley injusta porque el derecho de propiedad del librero sobre sus libros es el derecho a la libertad para disponer de los mismos como crea más conveniente, y la manera en la que el librero dispone de sus libros es ofreciéndolos a la venta, lo cual supone el derecho a la libertad para ofrecerlos al precio que crea conveniente, derecho que, por obra y gracias del precio único, determinado por el editor o importador, no está plenamente reconocido, puntualmente definido, jurídicamente garantizado, lo cual es injusto.

La Ley de Fomento de la Lectura y el Libro es injusta y también ineficaz. Leyes injustas son las que violan derechos. Ineficaces las que no logran su objetivo. ¿Cuál es el objetivo de la Ley de Fomento de la Lectura y el Libro? Fomentar la compra de libros como primer paso para fomentar la lectura, que en México deja mucho que desear: solo 4 de cada 10 mexicanos leen libros y el promedio de libros leídos por año es de solamente 3.9, uno cada tres meses, según el Módulo sobre Lectura 2022 del INEGI.

¿Qué debe pasar con el precio de los libros para incentivar su compra? La respuesta nos la da la ley de la demanda: Todo lo demás constante, a menor precio mayor cantidad demanda, y viceversa. Para incentivar la compra de libros los precios deben bajar y ser los menores posibles, los que alcancen para cubrir el costo de producción. El precio único, ¿puede ser el menor posible? No, al contrario, debe ser el mayor necesario, el que alcance a cubrir el costo de producción (lo que cuesta ofrecer los libros a los lectores), de la librería menos competitiva.

Supongamos dos librerías, la A, muy competitiva, cuyo costo de producción es $10, y la B, poco competitiva, cuyo costo de producción es $15. ¿En función de cuál costo, el de la librería más competitiva o el de la menos, deben los editores o importadores fijar el precio único al que el librero debe ofrecer el libro? De la menos competitiva, por lo que el precio único no puede ser el menor posible sino el mayor necesario, momento de volver a la ley de la demanda: Todo lo demás constante, a mayor precio menor cantidad de demanda, y viceversa. El precio único desincentiva la compra.

La Ley de Fomento de la Lectura y el Libro se promulgó el 24 de julio de 2008, fecha a partir de la cual está vigente el precio único, que aplica durante los primeros 18 meses de exhibición del libro. En todo este tiempo, suponiendo que se haya aplicado el precio único, ¿se ha comprobado su eficacia? ¿Qué ha pasado con la compra de libros? Si no ha aumentado, ¿vale la pena mantener el precio único, que elimina al precio como variable de competitividad de las librerías: en todas se encuentra el mismo libro al mismo precio?