Arturo Damm Arnal

Secretaría de economía (2/5)

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Estoy a favor de la desaparición de la Secretearía de Economía. Para atenderlo hay que tener claro qué es la economía de mercado, en el doble sentido del término: el literal y el institucional.

En el sentido literal del término son de mercado las economías en las cuales el intercambio es la actividad económica central, en torno a la cual giran todas las demás, desde la producción hasta el consumo, de tal manera que se produce para vender y se compra para consumir, siendo el consumo el fin y la producción el medio: no puede consumirse lo que no se ha producido.

La mexicana es, en el sentido literal del término, una economía de mercado: la mayoría de nosotros participamos en la producción de bienes y servicios que se ofrecen a la venta, y compramos los servicios y bienes que necesitamos para satisfacer nuestras necesidades.

En el sentido institucional del término son de mercado las economías en las cuales, ya siendo de mercado en el sentido literal, los derechos de los agentes económicos están plenamente reconocidos, puntualmente definidos y jurídicamente garantizados, derechos que son a la libertad individual para producir, ofrecer y vender, demandar, comprar y consumir, y a la propiedad privada sobre los medios de producción necesarios para poder producir, ofrecer y vender, y sobre los ingresos necesarios para poder demandar, comprar y consumir.

La mexicana no es, en el sentido institucional del término, una economía de mercado, de entrada por el capítulo económico de la Constitución, artículos 25 al 28, en el cual se establece (párrafo cuarto del artículo 28), que basta y sobra que el Congreso de la Unión expida una ley, en la cual se diga que éste o aquel sector de la actividad económica es considerado estratégico, para que tenga que ser expropiado y gubernamentalizado porque los sectores estratégicos deben estar en la manos exclusivas de Estado (párrafo quinto del artículo 25), que para rodo efecto práctico es el gobierno en turno.

Lo anterior quiere decir que el derecho de propiedad privada sobre los medios de producción no está ni plenamente reconocido, ni puntualmente definido, ni jurídicamente garantizado, como tampoco lo está el derecho a la libertad individual para producir, ofrecer y vender, porque la propiedad privada de los medios de producción es la condición de posibilidad del ejercicio de la libertad individual para producir, ofrecer y vender, por lo que, si eliminas dicha propiedad, eliminas también dicha libertad, todo lo cual es posible en México, cuya economía sí es de mercado en el sentido literal, pero no en el institucional, lo cual limita seriamente las potencialidades del mercado para elevar el bienestar de las personas.

Según el Índice Internacional de Derechos de Propiedad, de la Property Rights Alliance, la calificación de México es 4.62/10. Según el Índice de Libertad Económica, del Fraser Institute, la calificación de México es 7.12/10. Pésima la primera, mala la segunda, muestras de lo mucho que falta para que la mexicana sea economía de mercado en el sentido institucional del término, y no solo por lo que se establece en la Constitución, sino porque tenemos una Secretearía de Economía, misma que, en las economías de mercado en el sentido institucional, sale sobrando.

Continuará.