Volviendo a la normalidad (VI)

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal
Arturo Damm ArnalLa Razón de México
Por:

El viernes el INEGI publicó dos de los indicadores más importantes para responder la pregunta cómo va la economía. Uno es el Indicador de la Inversión Fija Bruta (IFB) en instalaciones, maquinaria y equipo, parte esencial de la inversión directa, que produce bienes y servicios, crea empleos y genera ingresos.

El otro es el Indicador del Consumo Privado (CP), la compra de bienes y servicios de parte de las familias residentes en el país, excluyendo objetos lujosos y vivienda. Una de las variables que determina la compra de bienes y servicios de parte de las familias, y por lo tanto su bienestar, es la inversión en instalaciones, maquinaria y equipo, de la cual dependen la creación de empleos y la generación de ingresos, necesarios para poder comprar bienes y servicios.

En términos mensuales (comparando cada mes con el mes anterior), entre abril (el peor mes de esta recesión) y agosto (último mes para el que tenemos información), éste fue el comportamiento de la IFB: abril, menos 29.9 por ciento; mayo, menos 2.9; junio, más 20.6; julio, más 3.5; agosto, más 5.7. Sumamos tres meses con crecimiento mensual de la IFB, debiendo destacar que en agosto fue mayor que en julio (bueno).

¿Qué tan lejos estamos de la normalidad? De 2016 a 2018, antes de que en 2019 empezaran las presiones recesivas ocasionadas por el Efecto 4T, y antes de que en 2020 se sumaran las causadas por el Efecto Covid, la IFB creció, en promedio al mes, a una tasa mensual de menos 0.23 por ciento. Los buenos resultados de junio, julio y agosto estuvieron lejos de la normalidad, normalidad que en materia de IFB ha sido mediocre y hacia la cual, si no se corrige el rumbo, regresaremos.

En términos mensuales, entre abril y agosto, el comportamiento del CP fue el siguiente: abril, menos 19.6 por ciento; mayo, menos 1.7; junio, más 5.6; julio, más 5.4; agosto, más 1.8. Sumamos tres meses con crecimiento mensual del CP, pero cada vez menor (malo).

¿Qué tan cerca nos encontramos de la normalidad? Entre 2016 y 2018, antes de los efectos 4T y Covid, y de la recesión que provocaron, el CP creció, en promedio al mes, a una tasa mensual de 0.23 por ciento (curiosamente, para los mismos años, la IFB decreció 0.23 por ciento). Los buenos resultados de junio, julio y agosto estuvieron lejos de la normalidad, normalidad que en materia de CP también ha sido mediocre y hacia la cual, de no enmendarse los errores, retornaremos.

Si como parámetro de la normalidad tomamos la tasa de crecimiento promedio mensual de 2016, 2017 y 2018, en agosto, tanto para la IFB como para el CP, nos ubicamos lejos de ella, en ambos casos con mejores resultados que los normales, consecuencia del efecto rebote después del cierre parcial de la economía durante abril y mayo, pero no de un verdadero mejor desempeño de la economía.