Mercado laboral: altos costos por parálisis productiva y confinamiento

BRÚJULA ECONÓMICA

ARTURO VIEYRA FERNÁNDEZ
ARTURO VIEYRA FERNÁNDEZ
Por:
  • Arturo Vieyra Fernández

El Inegi, en un esfuerzo por lograr en medio de la crisis sanitaria una medición aceptable del mercado laboral —que tradicionalmente se lleva a cabo a través de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE)—, elabora la Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo (ETOE), cuya medición para abril arroja resultados muy preocupantes sobre el impacto de las medidas de confinamiento y parálisis de la actividad económica sobre el mercado laboral.

Para comprender en su justa dimensión la estadística del Inegi vale repasar algunos conceptos sobre la medición del mercado laboral en nuestro país. En México, la población de 15 años o más se divide en dos grandes segmentos: la Población Económicamente Activa (PEA) y la Población No Económicamente Activa (PNEA). La primera hace referencia a las personas que están trabajando, o bien, buscan trabajo, pero no encuentran, los desempleados. La PNEA se compone por aquellas personas que no tienen un empleo, pero tampoco están en la búsqueda de alguno. Alguien puede ubicarse en la PNEA, pero puede estar disponible para trabajar, sólo que no busca trabajo, y hay quien no está disponible y no busca trabajo.

El gran daño que generó la crisis sanitaria, y la consiguiente parálisis económica, puede expresarse en principio, sobre cuatro impactos de dimensiones muy agudas. El primero se refiere a la expulsión de una enorme cantidad de trabajadores (12.5 millones) que formaban parte de la PEA y pasaron a engrosar las filas de la PNEA. Es decir, se trata de personas que dejaron de trabajar y no buscaron trabajo. Así, el nivel de empleo en el país pasó de 55.8 millones de trabajadores en marzo a sólo 43.3 millones en abril.

Cabe notar que este gran cúmulo de trabajadores, no obstante que perdió su empleo, no engrosó las filas del desempleo, por el hecho de que después de perder el empleo, y debido al confinamiento, no buscó trabajo. Pasó a formar parte de la PNEA, en el segmento de disponibles, es decir, están dispuestos a incorporarse al mercado laboral.

El segundo impacto corresponde al aumento del desempleo, es decir, personas que no tienen empleo y están buscando uno. Es este caso, la ETOE reporta un incremento de cuatrocientas mil personas en el desempleo que pasa de 1.7 millones en marzo a 2.1 millones en abril.

El tercer elemento hace referencia a 2.6 millones que estaban no disponibles en la PNEA, pero ahora están como disponibles para trabajar, aunque no busquen empleo, es decir, posiblemente se trata de personas que ahora la crisis los obliga a mostrar disposición de entrar al mercado de trabajo. De esta forma, los tres cambios anteriores en el mercado de trabajo indican una afectación negativa a 14.5 millones de personas.

Finalmente, pero no menos importante, está el incremento sustancial en los niveles de subempleo —personas que trabajaron un número insuficiente de horas y están dispuestas a trabajar más— que pasó de 5.1 millones de personas en marzo a 11 millones en abril. Sin duda un deterioro acentuado en la calidad de los empleos. Esperemos que la reversión de estas tendencias sea rápida.