Arturo Vieyra

El dilema de la política monetaria

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Vieyra 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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A finales de septiembre la Junta de Gobierno decidió de nueva cuenta un incremento de 0.25 puntos porcentuales a la tasa de interés de política monetaria, llevándola hasta un nivel de 4.75%, fortaleciendo así lo que ya es claramente un ciclo alcista, pues desde mediados de este año la autoridad monetaria ha decidido elevar consecutivamente la tasa desde un piso de 4.0%.

Llama la atención que, si bien desde el primer incremento en junio pasado la decisión de la junta ha sido dividida, ahora parece cobrar mayor fuerza la percepción de que es necesario fortalecer la tendencia al alza ya que en la última reunión fueron cuatro miembros de la Junta de Gobierno los que votaron a favor del incremento a diferencia de las dos reuniones cuando solo fueron tres. En adición, la perspectiva es que los incrementos continúen en lo que resta del año, el consenso de analistas de la encuesta Citibanamex anticipa que la tasa terminará en este año en 5.25%.

Recordemos que el objetivo prioritario del Banco de México es mantener la estabilidad de precios, en este sentido, la política actual de Banxico parece ser la adecuada a la luz de: (1) los resultados recientes de la inflación (6.0% anual la inflación general y 4.9% el subíndice subyacente, ambos muy alejados del objetivo puntual de 3.0%); (2) las presiones inflacionarias externas (inflación muy alta en Estados Unidos y precios de las materias primas con incrementos considerables), y (3) las expectativas de inflación interna persistentemente al alza.

Si bien, las razones expuestas justifican de forma consistente la política de incrementos a la tasa de interés, vale la pena considerar la opinión del único subgobernador disidente. Su negativa a un incremento a la tasa es bastante radical ya que considera la medida como “inefectiva e ineficiente”. Argumenta que los incrementos en la tasa no tienen impacto para disminuir la inflación, y por tanto son inefectivos, dado que ésta ha venido creciendo en buena parte por el aumento de los precios internacionales y por el rompimiento en las cadenas de producción, lo cual cabe mencionar, es cierto.

Asimismo, ve ineficiencia en la política alcista debido a que ella provoca disminuciones en el consumo e inversión (que desde mi punto de vista sobrevalora los efectos en estas variables), así como inhibe el crédito (también desde mi punto de vista el rezago en el crédito responde más a otros factores como las expectativas de crecimiento que a la tasa de interés), además de que impacta las finanzas públicas, lo cual sí tiene un impacto inmediato sobre el costo financiero de la deuda.

Finalmente argumenta que el adelanto en el ciclo alcista respecto al de EU puede llevar la tasa de interés a un terreno muy restrictivo que afectaría necesariamente el crecimiento. Como contraparte, el subgobernador disidente propone mejorar la política de comunicación de Banxico, que deberá detallar con claridad la naturaleza del choque inflacionario.

A la luz de las dos posiciones en la Junta de Gobierno, es evidente que la política más precautoria toma ventaja en la votación; sin embargo, ambas ponen de manifiesto el enorme dilema de la política monetaria entre inflación y crecimiento, especialmente para el próximo año.