Arturo Vieyra

La inflación espanta a los mercados

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra
Arturo Vieyra
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Los mercados financieros globales han mostrado mayor nerviosismo desde finales de febrero, debido fundamentalmente a que se han incrementado de forma sensible los temores sobre la inflación global y particularmente en Estados Unidos. Son varios los elementos que hacen pensar que la inflación a escala mundial podría verse presionada al alza.

Se observa en primer lugar, un crecimiento vigoroso de los precios internacionales de las materias primas, se tiene, por ejemplo, un aumento en las cotizaciones del cobre llegando a máximos de 10 años, el precio del petróleo crudo alcanza de nueva cuenta su nivel más alto desde que la pandemia se expandió hace un año.

La pandemia ha promovido una drástica distorsión de los patrones de gasto de los consumidores impulsando los precios de ciertos bienes, particularmente de los alimentos, a la vez que las interrupciones en las cadenas de suministro a escala mundial han presionado algunos precios al alza.

A nivel global, se acrecienta la necesidad de aumentar el estímulo monetario para promover el crecimiento. En Estados Unidos, se aprueba la implementación de un paquete de estímulo de 1.9 billones de dólares. El Banco Central Europeo analiza la necesidad de acelerar un programa de expansión cuantitativa.

Algunos indicadores de precios señalan mayor inflación, por ejemplo, en Brasil sube por octavo mes consecutivo hasta el 4,6%, un máximo en casi dos años. En México, los precios al consumidor pasaron de 3.15% anual en diciembre a 3.8% en febrero. En Estados Unidos, los precios al productor han repuntado y la inflación señalada por los indicadores ISM aumentó debido al aumento en los precios de los insumos a los productores.

Producto de este nerviosismo en los mercados por la inflación, en anclaje en las tasas de corto plazo y las expectativas de mayor crecimiento, se ha generado una tendencia al alza en los rendimientos de largo plazo con el consiguiente fortalecimiento del dólar frente al conjunto de monedas de mercados emergentes. Así, hemos visto un proceso de depreciación del peso mexicano al pasar de niveles cercanos a los 20 pesos por dólar hasta los 21.50 y luego regresar paulatinamente a niveles de 20.50 pesos por dólar.

La pregunta aquí es si la violenta reacción de los mercados está justificada, porque de ser así el ambiente de mayor volatilidad financiera podría continuar en el futuro próximo. La respuesta es: no está justificada. Hay claras muestras de una capacidad ociosa abundante en la economía mundial, en Estados Unidos recuperar el pleno empleo requerirá en este año y el siguiente la creación de casi 15 millones de puestos de trabajo.

En general, no son claros los signos que apunten a un adelanto de normalización de la política monetaria. No obstante, tampoco es claro cuánto puede durar este rally de las tasas de largo plazo. Lo importante es romper la relación entre la velocidad alcista de las tasas de largo plazo y los consiguientes ajustes de las bolsas y una revaluación mayor del dólar, sobre todo, con las monedas emergentes. En este sentido, la postura de la Fed será fundamental.