Arturo Vieyra

Malas y buenas nuevas, recuperación en puerta

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra
Arturo Vieyra
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Como ya sabemos, el desarrollo de la pandemia implicó principalmente, durante el segundo trimestre del año, una profunda caída de la actividad. Ya hay evidencia estadística —no contundente, pero si precisa— de que el fondo de la crisis se ubicó en los meses de abril y mayo.

En este sentido, cifras del Indicador Global de la Actividad Económica de mayo (IGAE, proxi mensual del PIB) confirman la recesión productiva. Al igual que en abril, el IGAE disminuyó drásticamente, -21.6% respecto al año anterior, e incluso, respecto a abril persistió la caída de la producción nacional en -2.6%.

El efecto de la epidemia es devastador sobre la economía mexicana, confinamiento de las familias y la parálisis productiva en México y el mundo provocan una caída generalizada de la producción de todos los sectores. En el periodo abril-mayo contribuyeron por igual a la caída de la producción la fuerte contracción observada tanto en la demanda interna como en la externa. Muy probablemente veamos mejores resultados a partir de junio, pero la debacle del bimestre abril-mayo, pasará a la historia como una de las crisis más profundas de la economía en México.

Afortunadamente, hay indicadores que señalan que la crisis tocó fondo. En este sentido, algunos indicadores de comercio, remesas, producción de automóviles, entre otros, sugieren que el fondo de la crisis se ubica, como hemos mencionado, en el bimestre abril-mayo.

Particularmente, las cifras de la balanza comercial dan una fuerte señal como para anticipar una pronta recuperación. En junio, se registra un repunte significativo de los flujos de comercio exterior respecto a mayo. Las exportaciones durante junio mostraron un importante crecimiento de 75.6% (cifras desestacionalizadas por el Inegi), mientras que las importaciones mostraron menor dinamismo, pero también ganaron terreno con un avance mensual de 22.2%. A pesar de la recuperación de los flujos de comercio, respecto al año pasado tanto las importaciones como las exportaciones se encuentran muy por debajo de los niveles del año pasado.

Cabe destacar que las exportaciones petroleras y de manufacturas (especialmente del sector automotriz) mostraron repuntes mensuales significativos. En particular, los envíos de manufactura responden a la apertura de las plantas automotrices y de otras industrias, y van de la mano con la producción manufacturera en Estados Unidos.

Las importaciones también repuntan de forma generalizada. Dan cuenta de los mayores niveles de exportaciones y de una relativa recuperación de las compras de bienes de inversión. Aunque también hay repunte en los bienes de consumo, todavía insuficiente, y sólo perfila que el fondo de la caída estuvo en mayo.

La balanza comercial registró en junio un superávit de 5.5 mil millones de dólares, la más alta para un mes similar desde que se tiene registro. En el acumulado de los primeros seis meses, el saldo comercial se torna superavitario en 2.8 mil mdd, anulando por la vía comercial presiones sobre el tipo de cambio.

Las noticias recientes perfilan una recuperación liderada por la demanda externa, todavía los indicadores de consumo son insuficientes para cantar una recuperación más sólida como la que perfilan las exportaciones.