Bernardo Bolaños

Traidores a Monsiváis

ANTROPOCENO

Bernardo Bolaños*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Bernardo Bolaños
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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“Stalin no fue un tirano, ojalá lo hubiera sido (...) somos muchos los que nos oponemos al revisionismo, al desviacionismo, al liquidacionismo, al fraccionalismo nobista, al entreguismo, al seguidismo, al socialoportunismo, al pequeño traicionismo, al sanbornismo de clase media”. Así parodiaba en 1980 Carlos Monsiváis a la izquierda mexicana autoritaria, cuando ésta defendía a Moscú con desplantes grotescos. En vez de concatenar dos ideas y armar un argumento, inventaban un “ismo”.

En 2022 ya no se abusa de los “ismos”, por eso el adversario no es el conservadurismo, ni el pequeñoburguesismo sino... los conservadores y fifís o pequebús. O sea, lo mismo, pero con más estilo. Para no ser cacofónicos, los “ismos” han muerto, aunque se siguen estampando estigmas simplistas contra los adversarios y críticos. De los tecnicismos marxistas al habla picaresca popular. Del socialismo al populismo.

Monsi imitaba también el cantinfleo de la izquierda que justificaba la agresión a Polonia: “No mezclemos cosas. Lo primero es exigir que no se idealice al sindicalismo polaco, luego señalar la mano de la CIA, luego exigir que no se idealice a los presos políticos polacos, luego demandar que a estos traidores no se les diga presos políticos, luego exigir que no se idealice el pasado y el presente polaco. Demando que no se mitifique como mártires a los renegados”.

Cayó la URSS, cayó el PRI-gobierno, cayó el sindicalismo corporativo, pero la cultura política conspiranoica, cuando así conviene, no sólo no desapareció; proliferan como nunca antes bulos y teorías de la conspiración. Supuestamente se desmontan las falsas noticias de la guerra, pero con propaganda oficial rusa. Se exige que no se idealice la resistencia ucraniana, luego se señala la mano de Occidente, luego se exige que no se idealice al presidente Zelenski, luego se demanda que a los aliados de Estados Unidos (aunque sean más que eso) no se les diga víctimas. Se demanda que no se mitifique como mártires a los civiles ucranianos fusilados con las manos atadas en la espalda o a los niños aplastados en estaciones de tren.

En el siglo XX hubo agresiones rusas contra Rumania, Checoslovaquia, Hungría, Polonia... ahora contra Ucrania. Y Monsiváis observaba que los comunistas mexicanos ni se molestaban en redactar cada vez un nuevo manifiesto de apoyo a los soviéticos, nomás actualizaban el nombre del país agredido. Al grito de: “Las circunstancias cambian pero nuestro progresismo permanece”. Hoy ya ni hay URSS, pero queda la admiración al autoritarismo.