Bibiana Belsasso

La guerra por las medicinas

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso
Bibiana Belsasso
Por:

Se reanudaron las sesiones presenciales en el Congreso de la Unión tras tres meses de suspensión por la contingencia sanitaria; y es que urgía armonizar el marco legislativo con los postulados del nuevo T-MEC antes de su entrada en vigor, mañana, primero de julio.

Además, el titular del Ejecutivo buscaba aprovechar estas sesiones para desahogar las iniciativas que le permitirían reconducir el presupuesto, así como extinguir varios fideicomisos con la intención de obtener más recursos y contener los efectos de la crisis.

Son varios los puntos centrales que están en juego, pero hubo uno que llamó por demás la atención porque repercute directamente en el sistema de salud pública de México, tan vapuleado en la presente administración.

La actualización del marco jurídico para complementar al T-MEC planteaba una disyuntiva: apoyar las patentes de las grandes farmacéuticas o respaldar la fabricación de genéricos.

Y es que las grandes farmacéuticas buscan extender sus patentes el mayor tiempo posible antes de que se puedan fabricar medicamentos genéricos. Las farmacéuticas tienen razón en buscar proteger sus patentes, porque invierten muchísimo dinero en investigación, por eso se les da un plazo de 20 años, para poder recuperar y tener ganancias, pero después es importante que se puedan fabricar genéricos, sobre todo para la población en general y en un país con tantas carencias particularmente en el sector salud, como lo es México.

Y es que cuando un medicamento pierde la patente su precio se reduce entre un 20% y 70% en la medida que surge en el mercado un mayor número de presentaciones genéricas.

El tema estaba incluido en la propuesta de Ley de Protección a la Innovación Industrial, que abrogaría a la Ley de Propiedad Industrial, actualmente vigente.

El pasado jueves, el senador panista Gustavo Madero, presidente de la Comisión de Economía, comunicó a los líderes de la industria farmacéutica nacional que estaba listo el dictamen de una nueva Ley para la Proyección de la Innovación Industrial.

La noticia sorprendió a la Asociación Mexicana de Laboratorios Farmacéuticos (Amelaf), que señaló que no habían sido tomados en cuenta en esta decisión.

El punto central es que la iniciativa ponía en riesgo el abasto de medicamentos de calidad a buen precio, ya que pueden bajar hasta en un 70%. Esta iniciativa favorecía los intereses de empresas que buscan prolongar su control del mercado, al impedir la investigación en México y el desarrollo de la industria, lo que pone en riesgo miles de empleos de mexicanos capacitados y comprometidos.

El principal desacuerdo era la llamada Cláusula Bolar, que impedía que se pudiera empezar a investigar sobre los medicamentos y se tuvieran que esperar varios años, lo que significa que pasado el plazo de 20 años en los que expira la patente para empezar a fabricar los medicamentos genéricos, éstos todavía no estuvieran listos y tardarían mucho más en salir al mercado como genéricos. Esta cláusula no prosperó.

Hasta ahí las buenas noticias; la que sí prosperó fue la cláusula de vinculación, que en los países miembros de la Unión Europea está expresamente prohibida.

El negocio de la salud

Una empleada de Johnson Johnson realiza pruebas en el marco de la búsqueda de una vacuna para el Covid-19. La compañía anunció que a partir de julio comenzará a probar un fármaco experimental  en humanos.
Una empleada de Johnson Johnson realiza pruebas en el marco de la búsqueda de una vacuna para el Covid-19. La compañía anunció que a partir de julio comenzará a probar un fármaco experimental en humanos.Foto: AP

Lo que pasa con esta cláusula, es que una vez que pasan los años de la patente, las grandes farmacéuticas pueden solicitar al Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial que la extienda, argumentando que se le agregó algo a la fórmula, o que el medicamento funciona para algún otro padecimiento y así alargar las patentes para no permitir la fabricación de genéricos.

En México transcurren, en promedio, más de siete meses entre el vencimiento de una patente y el lanzamiento al mercado del primer genérico, y un año más para que la versión genérica sea adquirida en el sector público.

Si las grandes farmacéuticas no quieren liberar sus patentes, lloverán los amparos ante la Cofepris y el IMPI para proteger esos medicamentos por más tiempo, lo que significa que no habrá muchos de los medicamentos genéricos.

Por ejemplo, en 2017, el IMSS y el ISSSTE adquirieron en total mil doscientos millones de piezas de medicamentos, que representaron un gasto de 40 mil millones de pesos, para la atención de las principales enfermedades de sus más de 75 millones de derechohabientes.

Del total adquirido por ambas instituciones en 2017, sólo el uno por ciento de las piezas fueron de medicamentos de patente; sin embargo, éstas representaron 32 por ciento del gasto ejercido, lo que equivale a 12 mil quinientos millones de pesos.

De acuerdo con la Cofece, si se logran romper las barreras que limitan la entrada de nuevos genéricos al mercado, en 24 meses se pueden alcanzar beneficios hacia la población mexicana superiores a los dos mil 500 millones de pesos.

Hay que proteger esas patentes para que continúen con la investigación y realizando nuevos medicamentos, pero por los años establecidos para que después toda la gente pueda acceder a los medicamentos.

Por cierto, en la investigación para la nueva vacuna del Covid-19 existen decenas de investigaciones simultáneas, parte de la inversión para la investigación la están poniendo distintos gobiernos, entre ellos los de Reino Unido, Alemania y Estados Unidos, organizaciones de salud y fundaciones, para que una vez que se descubra la inmunización para este coronavirus, se pueda vender masivamente sin tener que esperar a que venza el plazo de la patente. Pero ése es un tema que aún no está resuelto, hay países de la Unión Europea, lo mismo que Estados Unidos, que han hecho pagos a alguno de los laboratorios privados más avanzados, con elfin de garantizar para sus ciudadanos los primeros millones de vacunas que salgan al mercado. Las medicinas son uno de los grandes factores de progreso de la humanidad, nadie puede negarlo, pero también son un negocio de enorme magnitud, que puede torcer hasta el futuro de las naciones.