Bibiana Belsasso

Rosario Robles, un injustica muy personal

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Bibiana Belsasso 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El día de ayer fue un día clave para Rosario Robles, se llevó a cabo la audiencia para definir si permanecía en reclusión o podía llevar el proceso con arraigo domiciliario o en libertad. La realidad es que Robles Berlanga lleva dos años recluida, aunque tenía derecho a llevar su proceso fuera de prisión.

A las 19 horas con 38 minutos del día de ayer, el Consejo de la Judicatura dio a conocer que el juez Ganther Villalobos decidió que Rosario Robles Berlanga permanezca en prisión preventiva con el argumento de "elevado riesgo de fuga".

La historia se repite a lo que Robles Berlanga vivió hace dos años cuando se presentó voluntariamente y confiada que no sería detenida porque así lo estipulaba la ley, ante el juez de Control del Reclusorio Sur, Jesús Delgadillo Padierna, quien le dicto formal prisión con una licencia apócrifa alegando lo mismo: “elevado riesgo de fuga”.

El caso de Rosario Robles tiene que ver con venganzas y de ajustes de cuentas. El juez Delgadillo es el sobrino de sus adversarios políticos, de Dolores Padierna y René Bejarano, a este hombre lo vimos en los videos recibiendo dinero del empresario Carlos Ahumada, entonces pareja sentimental de Rosario Robles. Ese hecho nunca se lo perdonaron a Robles.

Este juez Delgadillo tiene un historial de haber liberado delincuentes. Liberó a miembros de La Unión Tepito, con el argumento de errores en la elaboración del Informe Policial Homologado (IPH), y sin tomar en cuenta los antecedentes criminales de los capturados, pero a Rosario Robles la envió a prisión.

Con un nuevo juez, y esperando que se apegara a derecho, se  le negó nuevamente la libertad a Rosario Robles. Hace un par de meses, el mismo juez Ganther Villalobos ya le había negado un amparo y ahora rechazó nuevamente que Robles abandonara el reclusorio.

El día de ayer, poco después de las tres de la tarde, la exfuncionaria salió del penal de Santa Martha Acatitla rumbo al Reclusorio Sur, donde comenzó su audiencia privada a las cinco con 15 minutos de la tarde del miércoles 20 de octubre.

Sólo entraron el abogado y familiares de Robles Berlanga; aunque era una audiencia pública, el Consejo de la Judicatura determinó que fuera a puerta cerrada debido a las restricciones por Covid-19.

Lo particular de ese mandamiento judicial, entre otras, es que tiene más de un año que fue girado y no ha sido cumplimentado.

Sin importar sí es culpable o no, el proceso de Rosario Robles siempre estuvo envuelto en dudas sobre la impartición de justicia.

Desde agosto de 2019, cuando fue detenida, Rosario Robles busca comprobar su inocencia, luego de que es acusada por el delito de ejercicio indebido del servicio público y se le imputa haber sido omisa como titular de las secretarías de Desarrollo Social y Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano en el sexenio pasado, lo que derivó en los desvíos de cinco mil 73 millones 358 mil 846 pesos que supuestamente llevaron a cabo sus subordinados. Es la llamada “Estafa Maestra”.

Paradójicamente, no le han podido comprobar culpabilidad en ese tema y es la única encarcelada por la llamada “Estafa Maestra”, y por ejemplo, su exoficial mayor, Emilio Zebadúa, quien fue el que autorizó estos pagos, hoy es testigo protegido.

Señala irregularidades

El 12 de agosto de 2019, la extitular de la Sedatu acudió a una audiencia en el Reclusorio Sur; a su llegada, señaló que había violación a sus derechos y al debido proceso.
El 12 de agosto de 2019, la extitular de la Sedatu acudió a una audiencia en el Reclusorio Sur; a su llegada, señaló que había violación a sus derechos y al debido proceso.Foto: Cuartoscuro

Con el argumento de que Robles tenía varios domicilios, los fiscales dijeron que intentó ocultar que tenía otro domicilio además del reportado en Coyoacán, y que contaba con dos licencias de conducir con direcciones distintas. Incluso, argumentaron que debido a sus ingresos económicos, existía riesgo de que se fugara, pues tenía más recursos de los reportados.

Los que conocemos a Rosario Robles, sabemos que siempre ha tenido su domicilio en Coyoacán, a donde nunca dejó de ir, pero rentaba un pequeño departamento cerca de su oficina de la Sedatu para aprovechar el tiempo de los trayectos en trabajar.

De eso se valieron para enviarla a prisión, y debido al obvio conflicto e interés, se cambió al juez Felipe de Jesús Delgadillo Padierna, y ocho meses después de su primera audiencia Ganther Villalobos se convirtió en el nuevo juez del caso.

A petición de la acusada se convocó a una nueva audiencia. La defensa buscó modificar la prisión preventiva con las pruebas recabadas de que no se daría a la fuga. Pero el juzgador negó quitar la medida cautelar, aunque reconoció que las condiciones del caso en ese momento habían cambiado de forma parcial.

La pelea legal para que Robles Berlanga llevara su proceso en prisión domiciliaria llegó al Juzgado Tercero de Distrito y el 23 de marzo pasado resolvió a favor de la acusada, concluyó que sus derechos fueron violentados.

Aunque la Fiscalía General de la República y la Auditoria de la Función Pública buscaron revocar la resolución ante el Noveno Tribunal Colegiado, éste le volvió a dar la razón a Robles Berlanga.

La Fiscalía General de la República tiene en sus manos otra orden de aprehensión contra la exfuncionaria, que desde hace un año no ha cumplimentado. Es por delincuencia organizada y lavado de dinero, el primer delito amerita prisión preventiva. Este caso está relacionado con un contrato de encuestas de evaluación a programas sociales con un valor de 77.8 millones de pesos, de los cuales sólo se aplicó el 15 por ciento.

Y mientras Rosario Robles sigue en prisión, Emilio Lozoya, a quien sí se le han encontrado en sus cuentas personales y de sus familiares el dinero procedente de Odebrecht, come plácidamente pato pekín en el Hunan de Las Lomas.