LAS CLAVES

Canciones y Sonetos de John Donne

LAS CLAVES

Carlos Olivares Baró
Carlos Olivares Baró
Por:

Me despierto en la mañana. Tomo el libro que anoche dejé en la cabecera: me sumerjo en la insondable belleza de unos versos que me arropan en la plenitud del alba. “Es verdad: ya es de día... ¿y qué con ello? / ¿Vas por eso a salirte de mi cama? / ¿Hemos de levantarnos sólo porque clarea? / ¿Nos acostamos sólo porque era ya de noche? /Pese a la oscuridad, amor nos trajo aquí / y, pese a la luz, ha de evitar separarnos”. John Donne habla. Una escuadra de luz solar intenta entrar por las rendijas. Desamparo del sollozo: sombra hiriente. Leo a John Donne en la invisible presencia del deseo.

Poesía Erótica. Canciones y Sonetos (Editorial Aldus, 2005), del sacerdote, traductor, político, orador y poeta John Donne (Londres, 1572-Ibíd., 1631) —versiones de José Luis Rivas (Tuxpan, Veracruz, 1950)—: sugestivo catálogo de ardoroso aroma donde el erotismo es un ejercicio espiritual: arrobamiento corpóreo: liberación y ascenso del alma. “Te amé dos o tres veces, / sin conocer tu rostro ni tu nombre; / también en una voz, en una llama / de rasgos indecisos, / a un ángel que nos ronda idolatramos”. El amor como la única justificación de la travesía del hombre en la vida: amor y poesía: fusión de realidades trascendentes. “¡Por el amor de Dios, calla y deja que ame!”.

La canción se mece en el columpio donde ocioso de mí mismo acepto el dolor de la irradiación del verbo. Camino por el cincelado laberinto: he perdido los cordeles: estoy extraviado en la “sombra dedálica” (Janés): no hay después ni antes ni ahora, sólo el acaso desbordándose en la especulación de la lluvia. “Quien una sola alternativa tiene, / el amor, y con él sigue forcejeando, / jamás habrá de hacerse de mi afecto / puesto que ama contra su deseo”.

Tiempo poblado de espectros que llegan y seducen con ebriedad inquietante los ciclos de emociones que, superpuestas en el azar, reviven a continuación de los acometimientos. Digo amor y miento. Digo deseo y arrullo un desacierto. “Ningún amante dice amo, y nadie más / puede juzgar a un amante perfecto, / pues todos creen ser el único y no admiten / que otro sea capaz también de hacerlo”.

Estoy mirando el discurrir de la amanecida. La foto donde estoy con mis hermanas —quienes me abrazan en un verano lejano de aquella Habana perdida hoy en la memoria: nubloso recuerdo en esta amanecida donneiana— se abalanza sobre mis ojos: me sobrecoge el miedo de la noche en el instante en que cerré el libro y me quedé en la insinuante soledad: “los misterios de amor prosperan en las almas, / pero el cuerpo es el libro en que se leen”. Yo en la contemplación nocturna. El libro descansó al pie de la foto de mis hermanas.

Comparto con los cuatro o cinco lectores de estas Claves algunos guijos de estas Canciones y Sonetos, del Deán de San Pablo: “Conviene amar el bien y aborrecer el mal, / pues bueno es el primero y dañino el segundo, / pero también hay cosas que son indiferentes, / que no podemos ni amar, ni aborrecer, / sino probar la una y la otra, /según se incline nuestra fantasía”. /// “Puedo amar a la rubia igual que a la morena; / a quien llenura aplaca ya quien gana delata; / a quien es solitaria y a quien no para fiestas / a la criada en ciudad y a la criada en el campo; / a quien de mí se fía y a quien me pone a prueba; / a quien, ojos de esponja, siempre llora, / y a quien es corcho seco y nunca llora. / A ella puedo amar, y a ti, a ésta y a aquélla; / puedo amar a cualquiera, excepto a la que es fiel”.

Poesía Erótica. Canciones y Sonetos
Poesía Erótica. Canciones y Sonetos
Poesía Erótica. Canciones y Sonetos
  • Autor: John Donne
  • Género: Poesía
  • Editorial: Aldus