Carlos Olivares Baró

El Cantar más bello

LAS CLAVES

Carlos Olivares Baró
Carlos Olivares Baró
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Sir ha-Sirim: El Cantar de los cantares (traducción literal del hebreo, que con tal genitivo expresa el preeminente: El Cantar más bello), uno de los libros más breves y a la vez más discutidos del Antiguo Testamento: ciento diecisiete antífonas, cuyo texto apenas ocupa diez folios impresos en las ediciones tradicionales de la Biblia, los cuales han dado lugar a un sinfín de traducciones, comentarios e interpretaciones. /Cantar de los Cantares, de Salomón. Estas canciones, ¿fueron compuestas en realidad por el rey Salomón, el monarca referido en Reyes 11, 1 como un gran amante?: “El rey Salomón amó a muchas mujeres extranjeras, / además de la hija de faraón: / moabitas, ammonitas, idumeas, / sidonitas e hititas...”.

Entramos a estos pliegos e invitamos al otro “a soñar, a vivir, a ser felices juntos; / fuerte como la muerte es el amor, / la pasión es fuego divino” (Emilia Fernández Tejero). Diálogo entre Ella y Él con un Coro que glosa los incidentes y hace preguntas a los embriagados. “Bésame con esos besos tuyos, / son mejores que el vino tus caricias; / qué grato es el olor de tus perfumes, / tú mismo eres aroma que enajena, / cómo no van a amarte las mujeres”, proclama Ella, y se describe “morena y hermosa / lirio del valle”: pide irse tras los rebaños. “A una yegua entre los carros del faraón / te comparo, amiga mía; // Más hermosas que las tórtolas son tus mejillas, / más que las perlas tu cuello; // tórtola de oro te haremos, / punteadas de plata”: responde Él.

Toda palabra de amor es un desesperado segmento vacío de cuantía: el sentimiento que la provoca es mayor. Verbos estériles, pobres que nunca alcanzan el esplendor de la pasión. El amor tiene su lenguaje propio: ningún otro cántico ha logrado discernir sus designios. El ardor es irreflexivo. Deseo puro, exaltación de los sentidos: “qué grato es el olor de tus perfumes, / tú mismo eres aroma que enajena”: Ella. / Flor silvestre no cultivada por la mano del hombre, sino florecida con la lluvia y que se abre con el calor del sol, en la espera del varón capaz de desearla (rosa entre espina) / Él es manzano poseedor de dulces misiones: varón que no es fruto prohibido sino “el amor pálido y ardiente / el mejor entre diez mil”.

El canturreo más bello. El murmullo de los murmullos. El silbo más ascendente. El conjuro tejido con cuentas de abalorios, de miel y leche bajo la lengua de Ella, de aromas del Líbano, jardín vallado, fuente sellada. El Cantar de los cantares: semántica en bajamares, metáforas vertiginosas, símiles onduladas. La amada, el amado: intuiciones, agujero, dientes, nuca, voz; ligeros, gallardos, enérgicos y pujantes. Serán erupción o afluente: marjal o regato: alce o fiera, antílope o loba, rosa o espino, cedro o ciprés. Serán adhesión hermanada. Serán ímpetu y arrojo: propósito sobre la cosecha. “Aprovecharon entonces ese sepulcro cercano para poner ahí el cuerpo” (Juan 19, 42).

Salomonianas: “Qué bella eres, amiga mía, pero qué bella; / tus ojos son palomas / entre el velo, / tu cabello es como rebaño de cabras / que bajan del monte Galaad”: Él * “Ya me he quitado la túnica, / ¿tendré que vestirme?; / ya me he lavado los pies, / ¿me los he de manchar? // Mas mi amor alarga su mano / y ya soy puro temblor”: Ella * Qué bella eres, qué suave, / mi delicioso amor; // tu cuerpo parece una palma, / racimos tus pechos”: Él * “Yo soy muralla / y mis pechos, torres; / mas para él soy la paz”.

El cantar más bello. El Cantar de los cantares
El cantar más bello. El Cantar de los cantares
El cantar más bello. El Cantar de los cantares
  • Autor: Salomón
  • Traducción/comentario: Emilia Fernandez Tejero
  • Género: Poesía
  • Editorial: Trotta