Carlos Olivares Baró

Leyendo a José Ángel Buesa en Nochebuena

LAS CLAVES

Carlos Olivares Baró
Carlos Olivares Baró
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José Ángel Buesa (Cruces, Cuba, 1910–República Dominicana, 1982): poeta cubano, autor del mítico Poema del renunciamiento (“Pasarás por mi vida sin saber que pasaste. / Pasarás en silencio por mi amor, y, al pasar, / fingiré una sonrisa, como un dulce contraste / del dolor de quererte... y jamás lo sabrás”): texto de revelación dentro de los diversos códigos de la cultura cubana. Figura clave del posmodernismo, abordó lo erótico desde un axiomático lirismo de temática amorosa que alcanza extraordinaria popularidad en los espacios literarios de Hispanoamérica.

Nada llega tarde. Antología poética (Editorial Betania, 2001), de José Ángel Buesa: uno de los cuadernos que me han acompañado en estos días de cifras marcadas por la perplejidad. Leí por teléfono a una amiga mexicana, varios poemas de Buesa la noche del pasado 24 de diciembre: no los conocía, se quedó atrapada en la red de imágenes espontáneas y, asimismo, humedecidas de artificios y cursilerías que les participé. “Apenas ha durado para amarte y perderte /este amor que debía durar hasta la muerte. // Tu amor es como un árbol que renunció a su altura, / pero cuyas raíces abarcan la llanura”. Mi amiga me exigió copias de las estrofas compartidas: Buesa irrumpe, imposible quedar indiferente.

He sido testigo de reencuentros sentimentales y de pactos amorosos con los versos del autor de Misas paganas como mediadores. En mis años de preuniversitario me dedicaba a redactar cartas declarativas de amor. Tuve relativo éxito entre mis compañeros, quienes me solicitaban misivas para sus pretendidas: yo plagiaba descaradamente a Buesa, ellos nunca se enteraron. “Hoy hace un año, justamente un año. / Y llueve como entonces en el atardecer. / Y es una lluvia lenta, tan lenta que hace daño, / porque casi no llueve ni deja de llover”: recuerdo que yo recitaba este fragmento a una muchacha de ojos negros, a quien le gustaba ver la lluvia en el portal de su casa y gemía y gemía, mientras yo le susurraba en sus oídos estos versos, los cuales consentía como míos.

José Ángel Buesa fue un lector acucioso de Verlaine, Baudelaire, Valéry, Rubén Darío, Asunción Silva, García Lorca y la Escuela simbolista. Hay en sus libros un afán romántico donde la presencia del amor es fuente y consecuencia, raíz y vuelo de su alegato. El amor, fermento que lo impulsa: “Un gran amor, un gran amor lejano / es algo así como la enredadera / que no quisiera florecer en vano / y sigue floreciendo aunque no quiera”. La lírica del bolero latinoamericano le debe mucho al autor de Oasis, un poemario que llegó a 20 reediciones en Cuba en los años 40 del siglo pasado: se convirtió en el catecismo literario de los enamorados de la época.

Notifico algunos versículos del autor de Lamentaciones de Proteo. “Tu boca dulce como un olvido / me dio sus jugos bajo el follaje, / y su chasquido / rozó mi oído / como un plumaje / de un cisne herido; / como un encaje / desvanecido; como un celaje / loco de viaje / sobre un paisaje desconocido” * “No, nada llega tarde, porque todas las cosas / tiene su tiempo justo, como el trigo y las rosas; / sólo que, a diferencia de la espiga y la flor, /cualquier tiempo es el tiempo de que llegue el amor” * “En mi alma anochece lo que amanece en ti”

Nada llega tarde
Nada llega tarde
Nada llega tarde
  • Autor: José Ángel Buesa
  • Género: Poesía
  • Editorial: Betania