Carlos Urdiales

Alerta roja

SOBRE LA MARCHA

Carlos Urdiales
Carlos Urdiales
Por:

Los remanentes pandémicos del Guadalupe-Reyes están a la vista, récord de contagios y de muertes, estamos peor que nunca.

La mal medida peste no se doma ni se dobla, las gráficas, que a nadie interesan, muestran que jamás hubo descenso en una curva que se quedó arriba; sube y nos hunde más.

Ciudad de México y Estado de México permanecen con el semáforo epidemiológico en color rojo, lo que prende alertas con la misma cromática en la economía. Ejemplos abundan. Restaurantes, merenderos y fondas de barrio mueren por culpa de la pandemia.

En la Zona Metropolitana del Valle de México han cerrado 13 mil 500 establecimientos dedicados a los alimentos procesados. A nivel nacional la Cámara Nacional de la Industria de Alimentos Procesados y Condimentados (Canirac) informa; 122 mil restaurantes han quebrado y 450 mil empleos directos se esfumaron.

Para dimensionar las repercusiones, la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) estima que las coberturas en seguros médicos y de vida superarán los 20 mil millones de pesos. La sexta tragedia nacional más onerosa para las aseguradoras. Ningún tema sanitario las ha sangrado tanto.

La Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco-Servytur) reclama; la mano de autoridades carga contra quienes cumplen con las normas; los negocios establecidos, además de pagar impuestos, invirtieron en mamparas de acrílico, despachadores de gel, termómetros de acceso, tapetes desinfectantes, limitaron su aforo, confinaron el servicio local para improvisar venta en línea, entregas a domicilio y redujeron horarios.

Los emprendedores informales de cualquier giro son inasibles para los gobiernos que están entre la espada y la pared para restringir actividades hasta la ignominia. Y ahí, en la clandestinidad del mercadeo, la fiesta, en la privacidad de conglomeraciones familiares, playas y en la inevitabilidad del transporte masivo, se gestan los brotes de Covid-19.

Semáforo rojo que condena a muerte a millones de bolsillos que burlan las restricciones protocolarias a pesar de hospitales llenos, morgues ocupadas y crematorios saturados.

La fiesta de la vacuna la animan el Presidente López Obrador, Marcelo Ebrard y López-Gatell de gira por Argentina para conocer algo imposible de descubrir a distancia, o de negociar la autorización para la vacuna rusa Sputnik V por parte de su Cofepris; como sea, ellos en la promesa, las cuentas microscópicas al grito de las vacunas llegaron ya.

La tragedia la cargan los gobiernos de los estados arrasados por la pandemia, los sistemas de salud que hasta su último aliento intentan ampliar su capacidad, de improvisar infraestructura, los millones que padecen algo distinto al Covid-19, las autoridades locales que hacen llamados a misa a un pueblo envalentonado con las estampas de las estrellas públicas sin miedo, sin cubrebocas, jugando con la jauja electorera.

No te preocupes Hugo. La contundencia con la que el Presidente López Obrador defiende y justifica acciones y funcionarios de su administración, es idéntica a la de anteriores mandatarios.

Existe un resorte político universal que, salvo ilustres excepciones, hace imposible que el líder reconozca una sola falla. Si el error es aberrante, inocultable, el subordinado es despedido. Se llama control de daños.

Pero si la cadena de mando compromete al líder, entonces no habrá autocrítica posible, se echará mano de la propaganda e inicia la recolección de culpables ajenos, pasados o externos.

En sentido contrario, ese mismo resorte impone al líder presumir que todo imprevisto estuvo previsto, que aun ante catástrofes naturales nada ajeno requiere, presume autosuficiencia y promete reforzar lo mismo que hace 5, 10 o 20 años otro juró arreglar.

No te preocupes Rosario, tampoco tú, Hugo, menos tú, Manuel. Somos los mejores, los de antes no. Mensaje simplista, pero poderoso, apuesta segura a la amnesia popular. Todo se arregla con voluntad y virtud. Sólo hasta que el blindaje del poder cae, aparecen los muertos en el armario de la historia reciente.

Con gabinetazo, partidazo, alternancia o transformación, padecemos los mismos desplantes, la misma soberbia. Funcionarios de clase mundial ante la evidente pauperización de la administración pública. Y lo que falta. No te preocupes Hugo, los demás a sufrir.

Inédito. Histórico e histérico capítulo en la historia de Estados Unidos. Costosa factura pasó el autócrata populista que no acepta un no por resultado, así sea electoral. Se va Trump, el trumpismo se queda. Lección para un mundo sediento de líderes mesiánicos.