Daniel Alonso

La sociedad del espectáculo

ARQUETIPO FUTBOL

Daniel Alonso
Daniel Alonso
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Se ha confirmado que el próximo viernes las tribunas del estadio Victoria en Aguascalientes abrirán nuevamente al público; y más allá del debate sobre si es o no el mejor momento para que los aficionados regresen a eventos masivos, vale la pena profundizar sobre la motivación para hacerlo. ¿Pasión?, ¿fidelidad a los colores?, ¿ocio?, ¿rebeldía?

Las voces críticas califican del regreso de la afición a los estadios como “irresponsable”. No logran comprender porque la gente arriesgaría su vida y la de otros por asistir a un “mero espectáculo” del cual no obtienen beneficio alguno. Parece no tener sentido, pero de acuerdo con el escritor y filósofo francés Guy Debord, nada tendría más sentido que la relación de la sociedad con el espectáculo.

Al final de cuentas todo encaja en varias de las 221 tesis que Guy Debord planteó en su libro La sociedad como espectáculo publicado en 1967 y que describen a una sociedad moderna que renuncia al “ser” por el “tener” y que pasa del tener al “simplemente parecer”. Es una de estas tesis.

Evitemos hundirnos en los conceptos filosóficos, porque tal vez necesitaríamos horas de análisis, un ejemplo más pragmático fue lo ocurrido el fin de semana pasado en España. El portero del Real Madrid, Thibaut Courtois, criticó con dureza a los dirigentes de la liga española por obligarlos a viajar a Pamplona en medio de la tormenta Filomena, incluso, el avión en el que viajó la escuadra madridista fue el último antes de la cancelación total de viajes en el territorio español.

“Es lamentable lo que nos han hecho, al Rayo Vallecano y a otros equipos, creo que el temporal se sabía hace tiempo que iba a pasar. La Liga tiene que pensar que somos humanos y no somos un espectáculo que siempre tiene que jugar”. Es la queja que lanzó Courtois, un elemento del Madrid que no suele robar cámara, pero que probablemente por el miedo provocado por una tormenta de nieve a 20 mil pies de altura, le provocó una introspección una vez que pisó tierra.

La cancelación de las ligas deportivas en todo el mundo nos generó a final de cuentas un vacío; hubo una consternación generalizada por la cancelación de los espectáculos en todo el mundo.

En ese sentido, se podría entender el nerviosismo por los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Las Olimpiadas son el evento masivo que logra sintonizar al planeta entero; incluso los aros olímpicos serían el símbolo perfecto para ilustrar una reedición del libro de Debord en pleno 2021. Los Juegos Olímpicos es la materialización del concepto “espectacular” con las inauguraciones y clausuras; con las instalaciones y en los mismos superatletas que evolucionaron para estar a la altura de la justa, etc.

Pero la sociedad japonesa, desde la visión cultural del Oriente, rechaza categóricamente que los Juegos Olímpicos se realicen el próximo verano, así lo ha reflejado una encuesta reciente en el país del Sol Naciente. Quizá por las visiones opuestas sobre lo que puede darle sentido a la vida en Oriente versus Occidente.

Así que la contingencia sanitaria por el Covid-19 impactó la vida de millones, transgredió la economía del planeta, a los grandes espectáculos deportivos. Y al parecer, por un instante, cimbró la conciencia colectiva y el sentido de ésta. Tal vez ésa es la urgencia de volver a los estadios.