Prepararnos mejor

JUSTA MEDIANÍA

[MISSING]binding.image.description
[MISSING]binding.image.description
Por:

Repasemos brevemente qué sucede cuando suena el despertador. Prácticamente a ojos cerrados y sin saber qué posición guardas en la cama, le das un manotazo exacto y terminas con su sonido. Bajas los pies y atinas perfectamente en las pantuflas; das algunos pasos, enciendes la luz, todavía prácticamente dormido prendes la regadera y comienzas a desvestirte para entrar en ella.

Todas esas decisiones las realizamos prácticamente semidormidos, en ocasiones en la oscuridad y de manera automática; al menos así nos pasa, con algunas acciones más y otras menos, a los que solemos salir de casa antes de que salga el sol. Nadie tiene que decirnos dónde hay un obstáculo o cuánto abrir la llave del agua para que salga en la temperatura confortable. Conocemos al centímetro el terreno y hemos practicado miles de veces el mismo protocolo. Todo esto nos permite evitar errores y aprovechar al máximo el tiempo. No hay angustia, no hay miedo, no hay improvisaciones; despertamos y actuamos prácticamente de manera automática. Todo bajo control. Los procesos cambian de una persona a otra, pero usualmente guardan esta constante.

Ahora, pensemos de la misma forma, qué sucede cuando tiembla o cuando suena el alertamiento sísmico. Cuando tiembla, en algunas ocasiones, por error, perdemos algunos segundos cerciorándonos si está temblando o no, volteando a ver las cortinas, los vasos de agua o las lámparas, segundos realmente valiosos para intentar ponernos a salvo. A veces, no conocemos el edificio donde nos encontramos, ignorando los puntos seguros y aquellos de mayor riesgo. También, solemos cometer el error de desconocer las rutas de evacuación y los puntos seguros en los que podemos reunirnos una vez realizando la misma. Cuando suena el alertamiento sísmico, algunas personas son presas del miedo y retrasan sus movimientos y decisiones. Con miedo y angustia, sin conocer el terreno, sin tener un plan claro e improvisar nuestras decisiones, incrementamos el riesgo. Aquí también, los procesos cambian de una persona a otra.

Nuestro país registra alta sismicidad en 18 estados. Más de 16 mil sismos han ocurrido en nuestro país en lo que va de este año 2020. Nadie podrá decirnos cuándo va a temblar ni en qué magnitud, de lo que podemos estar absolutamente seguros es de que volverá a temblar. La sismicidad no podemos controlarla, lo que sí podemos controlar son nuestros niveles de preparación frente a ella.

Por esto, la invitación que tengo para ti hoy lunes, a 6 días de haber sido sacudidos por un sismo de magnitud 7.4, es la de establecer todo lo necesario para prepararte mejor frente a los sismos, hasta dominar tus protocolos como sucede cuando suena tu despertador cada mañana.

Analiza los lugares en los que pasas la mayor parte de tu tiempo, identifica sus puntos seguros y los de mayor riesgo, ubica o diseña las rutas de evacuación y verifica que estén libres de obstáculos y determina un punto fuera de ellos donde puedas ponerte a salvo.

Frente a la sismicidad, con calma, sin angustia y sin miedo, vamos a prepararnos todos, sociedad y Gobierno, mejor.