Eduardo Marín Conde

Cine y Olimpismo

CINEBUTACA

Eduardo Marín Conde *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Eduardo Marín Conde 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Por fin, los Juegos Olímpicos Tokio 2020 están en marcha. Como nunca antes en los últimos 70 años, simbolizan la fe y la esperanza de la humanidad en superar las adversidades. El mayor evento deportivo del planeta representa, sin duda, un estimulante mensaje para afrontar, unidos, retos y obstáculos. El cine ha dado cuenta en innumerables ocasiones de diversas hazañas olímpicas y ha reflejado la perseverancia y el esfuerzo de superación del ser humano.

La película más emblemática sobre el olimpismo es la británica “Carros de fuego” que hace ya 39 años dio una de las grandes sorpresas en la historia del Oscar, al llevarse la estatuilla a Mejor Película, superando, contra todos los pronósticos, a la gran favorita “Reds”, dirigida e interpretada por Warren Beatty. El entrañable filme, dirigido por Hugh Hudson, narraba, con emotividad y un profundo sentido humano, la historia de amistad del judío Harold Abrahams y el cristiano radical Eric Liddell, velocistas ingleses en los Juegos de París 1924, en medio de sus conflictos personales ocasionados por preceptos religiosos.

En la lista del cine relacionado con el olimpismo, resaltan dos cálidas producciones acerca de deportes invernales: “Jamaica bajo cero” y “Volando alto”, que llevaron a la pantalla las sorprendentes historias de atletas que decidieron emprender la odisea de participar en competencias que nunca habían practicado: el equipo jamaiquino de bobsleigh y Eddie Edwards en el salto en esquí, ambos en Calgary 1988. Dos películas célebres sobre la realización de sueños imposibles.

Una de las historias deportivas más dramáticas es la de la patinadora artística Tonya Harding, cuyo novio atacó a su rival Nancy Kerrigan, poco antes de los Olímpicos de la ciudad noruega de Lillehammer en “Yo, Tonya”, sagaz retrato psicológico de una joven presionada al límite por su ambiciosa madre y en la que la guapísima Margot Robbie demostró su gran talento en una interpretación que le mereció la nominación al Oscar a Mejor Actriz Estelar, en tanto Allyson Janney, en el papel de su madre, se adjudicó al premio a Mejor Actriz de Reparto. En cambio, el filme “Running”, que recogía la inmortal proeza del legendario Jesse Owens al ganar 4 medallas de oro en Berlín 1936, resultó un proyecto tristemente fallido.

Por supuesto, no podemos dejar de mencionar la sagaz, inteligente y aguda crónica de Steven Spielberg en “Munich”, sobre la persecución del gobierno de Israel a los autores del terrible asesinato por parte de terroristas musulmanes de atletas israelíes en la Villa Olímpica de la ciudad alemana en septiembre de 1972.

Para cerrar este breve recuento, hay que mencionar la relevancia histórica y la grandeza fílmica de “Olympia”, el memorable documental de la alemana Leni Riefenstahl, que precisamente enalteció la celebración de los juegos de Berlín, concebidos por Hitler para dar evidencia de la grandeza nazi y la supuesta superioridad aria. Y sobre películas oficiales de Juegos Olímpicos, recordamos la vibrante crónica de Alberto Isaac de las míticas proezas deportivas de México 68.