El triunfo de AMLO

DESDE LAS CLOACAS

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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En los albores de la campaña por la Presidencia en 2018, un personaje cercanísimo a Andrés Manuel López Obrador, una persona que hoy ocupa la titularidad de una de las secretarías más importantes del gabinete y que incluso es aspirante presidencial con posibilidades, me contó el plan de ya saben quién.

“Andrés Manuel quiere quitarles el bufete electoral al PRI y al PAN. Particularmente con los programas sociales dirigidos a los jóvenes, busca desfondar el ejército electoral que en cada elección tienen estos partidos y así darle continuidad a su proyecto”, me dijo aquella ocasión en un evento de campaña en Jalisco.

Cuatro años después, el inquilino de Palacio Nacional está a prácticamente a nada de lograr el objetivo político de descapitalizar a dichos institutos políticos.

A excepción de Jalisco, el mandatario y su partido se han apoderado de los padrones electorales más grandes del país. Tienen la Ciudad de México con más de 7.5 millones de votantes; Veracruz, con más de 5.6 millones y Puebla, con 4.4 millones de votantes.

¿Y por qué digo que está a nada de lograr el hacerse con ese “bufete” electoral que tanto anhela? Porque el próximo año se renueva la gubernatura del Estado de México, donde hay más de 11 millones de mexicanos con credencial para votar y participar en la elección del 24… es la joya de la corona.

Es por eso que, en Palacio Nacional, me cuentan fuentes confiables y cercanas a ya saben quién, se ha dado una orden: por nada del mundo se puede perder el Estado de México en 2023 y “que se hagan los movimientos del gabinete que se tengan que hacer y se hagan las giras que se tengan que realizar por municipios de la entidad”.

El estado no sólo es una prioridad en el Gobierno, también lo es para la oposición tras la paliza que se llevó el pasado 5 de junio y es tan importante que, me cuentan, se analiza ya la continuidad de la coalición tripartidista tal y como está.

Y es que luego de las entidades perdidas a manos de Morena y gobernadas por el PRI —Oaxaca e Hidalgo— el tricolor ha pasado de un estatus de aliado, al estatus de lastre para los coalicionistas.

Es aquí donde entraría al quite Movimiento Ciudadano, con un senador experredista como abanderado en la contienda por el mayor de los padrones electorales del país. Eso sí, bajo la condición de extirpar al PRI de la coalición electoral.

¡Se van a poner buenos los catorrazos, queridos lectores!

En el baúl. Ganar el Estado de México no sólo significará haber cumplido uno de los objetivos prioritarios del mandatario federal, sino que será, también, un triunfo adicional y sobre todo histórico para el tabasqueño, pues quiere ser recordado como quien le quitó al PRI el último bastión que le quedaba y, por ende, prácticamente desaparecer del mapa al partido que abanderó el neoliberalismo corrupto de los últimos años. Tómala barbón.

Basta por hoy, pero el próximo lunes, regresaréeeeeeeee!