Fernando Rubio Aguilar

Las redes sociales y Mr. Trump

TINTA ITAM

Tinta ITAM *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Tinta ITAM 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Foto: La Razón de México
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La libertad de expresarse y manifestar las ideas personales, garantía tan luchada por los fundadores de las sociedades modernas, ha sido puesta a prueba en la época del internet. Es un hecho que las personas utilizan métricas subjetivas y relativas para juzgar que es libertad de expresión y que no, lo que hace que el debate sobre los alcances y límites que debe tener un usuario o una empresa no sea sencillo, sobretodo cuando se trata de actores de alto perfil.

En una corte en Florida, el más famoso usuario de Twitter está demandando a la compañía del pajarito azul para retomar control de su canal de información favorito. El presidente alega que la red social cerró su cuenta por “presión del congreso para suprimir a sus rivales políticos”. Tras el atentado hacia nada más que el gobierno de Estados Unidos de América el pasado 6 de agosto, Donald Trump fue expulsado de Twitter, su plataforma de cajón tanto antes como durante su presidencia para esparcir desinformación, propagar odio y tomar decisiones unilaterales ante los ojos de millones día tras día. No olvidemos que este es el medio mediante el cual llamo al COVID-19 el “China Virus” o donde pidió a México que pague por la pared. Aunque muchos pedían la suspensión de su cuenta desde hace años, fueron los comentarios acerca de las protestas violentas que dieron fin al tweeteo del presidente. Llamar “patriotas” a aquellos cuya marcha terminó en un literal ataque hacia el Capitolio en Washington D.C. e indicar que el “no atendería a la inauguración” de su sucesor Joe Biden alarmó a la empresa de Sillicon Valley a que el ataque no sería el último si Trump era permitido este canal.

Indicando una brecha en el cumplimiento de los términos y condiciones, la cuenta @realDonaldTrump fue cerrada el 8 de enero. Esto inmediatamente genero debate por todos lados acerca de temas como libre expresión y sobre los límites y opciones que tenían las empresas de Big Tech para suprimir voces de quien decidan. Miles de republicanos renunciaron a la red social mientras otros aplaudieron la posición de la empresa californiana. Es una opinión poco controversial que las plataformas masivas de redes sociales son herramientas a las que todos deben tener acceso para poder participar en el mercado de ideas contemporáneo. Sin embargo, el desbalance de poder que una figura como el presidente de la potencia mundial tiene es uno que conlleva responsabilidad y cordura. Alegar frente a millones que el proceso electoral de un país fue “fraudulento” puede resultar en hechos como el que ocurrió en el Capitolio, incluso cobrando vidas humanas. El hecho de que Twitter, una compañía privada, haya decidido hacer cumplir sus términos no es un debate de libre expresión, es un simple indicador de por que las voces de los grandes lideres deben de ser manejadas con cuidado. La demanda del presidente es ignorante y peligrosa para el estado de derecho en el creciente mundo digital.