Gabriel Morales Sod

Biden decidió despertar, ¿es ya demasiado tarde?

VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

Gabriel Morales Sod *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Gabriel Morales Sod 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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En su discurso esta semana en la ciudad de Atlanta, el presidente Biden se manifestó por primera vez en favor de revocar el filibuster, un arcaico procedimiento que le permite a la oposición en el Senado estadounidense debatir cualquier propuesta de ley hasta el cansancio, eliminando en la práctica la habilidad del partido gobernante de promulgar cualquier ley.

Hoy en día, se necesitan 60 de 100 senadores para detener un filibuster, es decir que, aunque los demócratas tienen la mayoría en la cámara (50 de 100 senadores, más el voto de desempate de la vicepresidenta), les es imposible promulgar leyes que no estén vinculadas al presupuesto nacional. El cambio de posición de Biden ocurre en el contexto del peor embate en contra de los derechos políticos de los ciudadanos estadounidenses, en particular afroamericanos, desde principios del siglo XX.

Después de perder la elección, y en el contexto de la falsa narrativa del fraude electoral que promueve el expresidente Trump, los republicanos se lanzaron a la ofensiva, pasando decenas de leyes en el ámbito estatal con un solo objetivo: poner obstáculos para desincentivar a las minorías a acudir a las urnas y redibujar los mapas de los distritos electorales para garantizar su victoria. El embate de la ultraderecha estadounidense nos recuerda mucho a aquel de después del periodo de la reconstrucción (1865-77). En los años que le siguieron al fin de la guerra civil y de la esclavitud, el país promulgó una serie de leyes, incluyendo varias enmiendas a la Constitución, donde se estableció el derecho de todos los ciudadanos al voto. Fueron estos años de progreso. Por primera vez en la historia del país, los antes esclavos llegaron a las urnas y compitieron por puestos de poder. Sin embargo, a este periodo de luz le siguió uno de una oscuridad comparable a la de los años de esclavitud: el Jim Crow; un sistema de leyes diseñado para suprimir el voto y los derechos de los nuevos ciudadanos, que implicó, entre otras cosas, la segregación de todos los espacios públicos entre blancos y negros en el sur del país.

No sería sino hasta la década de 1960 cuando el movimiento por los derechos civiles, después de años de violencia, represión y protesta, consiguió forzar al Congreso a pasar en, 1965, la Ley de derecho de voto, que garantizó la participación de los afroamericanos en elecciones hasta el día de hoy. Los republicanos pretenden regresar el país décadas atrás y dañar, tal vez de por vida, a la democracia estadounidense. El presidente Biden, al igual que todo su partido, sabe que perder esta batalla significará tal vez perder el poder por décadas. Sin embargo, ocupado en promulgar su paquete de reformas económicas (el segundo de éstos, un completo fracaso), el presidente Biden ignoró las llamadas de los defensores del voto a actuar ante la emergencia. Si cuando Biden tenía enorme capital político era casi imposible pensar que los demócratas de centro aceptarían eliminar el filibuster, y pasar una ley federal de protección del voto, ahora que su popularidad ronda ya el 30 por ciento parece que, aunque justa, la llamada de acción de Biden llegó demasiado tarde.