Gabriel Morales Sod

Los últimos días de la alianza Trump-Netanyahu

VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

Gabriel Morales Sod
Gabriel Morales Sod
Por:

El equipo de Donald Trump y el del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, saben que los días de gloria de su alianza están contados. En un frenesí por intentar detener el cambio que se viene, ambas administraciones están tratando de usar el poder que les queda para ponerle trabas al presidente electo, Joe Biden. Es probablemente esta dinámica la que se encuentra detrás del asesinato del director del programa nuclear iraní, Moshen Fakhrizadeh.

No es secreto para nadie que Biden, quien fuera una de las principales figuras detrás del acuerdo nuclear entre Occidente e Irán, tiene entre sus planes reanudar las negociaciones e intentar llegar a un acuerdo que pare el programa iraní por lo menos una década más, a cambio de un relajamiento de las sanciones.

Para Netanyahu, esto implicaría una gran capitulación. Aunque varias voces de la inteligencia israelí apoyaron a Netanyahu cuando se opuso públicamente al acuerdo de Obama, ni más ni menos que en el Congreso estadounidense, el consenso hoy en día es que un acuerdo, por más débil que sea, es mejor que nada. Aunque Israel y Occidente no tienen ilusiones de que el pacto pudiera detener la expansión militar de Irán en la región, por lo menos proporcionaría nuevas garantías de que el programa iraní no avanzará hacia la bomba nuclear. Para Trump y Netanyahu, quienes basaron sus campañas políticas en la promesa de detener el acuerdo, esto sería una importante derrota política.

Desde hace dos años, cuando el Mossad israelí robara exitosamente en Irán cientos de archivos sobre el programa nuclear, quedó claro que Fakhrizadeh no era un simple académico, sino el director del programa nuclear iraní. Con el gobierno estadounidense aumentando la presión y las sanciones día con día, atacar a Fakhrizadeh parecía ser contraproducente. No obstante, ante el inminente regreso de los demócratas a la Casa Blanca, Netanyahu probablemente se apresuró a pedir la autorización del presidente Trump para asesinar al científico. El objetivo no fue detener o retrasar el programa nuclear. A pesar de que Fakhrizadeh era una figura importantísima en el manejo del programa nuclear, es probable que después de algunos meses las guardias revolucionarias de Irán le encuentren sustituto. La meta de Netanyahu y Trump fue dificultar las chances de Biden de negociar con Irán, empeorar las relaciones entre Irán y Estados Unidos, humillar al régimen iraní y aumentar la presión con la esperanza de que esto lleve a los iraníes a rechazar el regreso a la mesa de negociaciones.

A pesar de que el asesinato puede tener repercusiones graves en la región y es posible que Irán trate de vengar su muerte, las acciones de Trump y Netanyahu recuerdan a las de Obama y John Kerry (su secretario de Estado) en los días después de la victoria de Trump y antes de la transición. Kerry, en un acto sin precedentes, convocó a una conferencia de prensa para aceptar públicamente la solución de dos Estados y condenar las acciones de la derecha israelí. A pesar de la fanfarria, casi nadie recuerda el discurso de Kerry. Un mes más tarde Trump llegaría al poder y daría un vuelco de 180 grados a la política exterior estadounidense. Lo mismo sucederá en tan sólo dos meses. Los actos desesperados no detendrán el inicio de una nueva era.