Gabriel Morales Sod

Vientos de recesión

VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

Gabriel Morales Sod*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Gabriel Morales Sod
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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A pesar de que por primera vez en más de un año la inflación ha comenzado a detener su paso, distintos factores auguran el inicio de una recesión económica mundial en los próximos meses. La guerra entre Ucrania y Rusia, que ha afectado profundamente los flujos de comercio internacional y los precios de los energéticos, así como el alza de las tasas de interés de los bancos centrales alrededor del mundo, para tratar de enfriar la economía y contener la inflación, podría llevar al planeta a una recesión.

Sin embargo, la recesión podría llegar no como resultado de factores externos e impredecibles, como la guerra o la respuesta de los consumidores al alza de las tasas, sino del intento del Partido Republicano de sabotear el gobierno del presidente Biden. Esta semana, el gobierno estadounidense alcanzará el límite de su deuda externa y si, en las próximas semanas, probablemente hasta junio de este año, el Congreso no logra aumentar el techo de la deuda, Washington será incapaz no solamente de pagar a sus deudores, sino de financiar su gobierno; con la caída del gasto público y la pérdida de credibilidad del gobierno estadounidense ante sus deudores, la recesión sería inevitable, llevando al mundo entero a una crisis similar a la de 2009.

Desde 1960 el Congreso estadounidense ha aumentado el límite de la deuda 78 veces. El día de hoy la deuda es de 31 billones de dólares. A pesar de que los republicanos han acusado a los programas sociales de ser la causa del aumento estratosférico de la deuda, en realidad, el gasto militar y los cortes de impuestos a las grandes empresas, el último de éstos durante el gobierno de Trump, han obligado al gobierno a seguir endeudándose. La riqueza del Estado (propiedades, activos y demás) se calcula en un monto similar al de la deuda y es por esto, y sobre todo, por la legitimidad de Washington como deudor, que el mundo le ha otorgado nuevos préstamos al gobierno sin mayor problema. En los últimos años, con un Congreso cada vez más polarizado, el Partido Republicano ha utilizado el alza de la deuda como una herramienta política para conseguir concesiones de los presidentes demócratas. Sin embargo, a pesar de haber estado cerca de no hacerlo durante el mandato de Obama, el Congreso continuó aumentando el límite de la deuda.

Esta vez la situación es mucho más riesgosa. Después de haber conseguido tan sólo una pequeña mayoría en la Cámara de Representantes en la elección de noviembre pasado, el ala de extrema derecha ha cooptado al Partido Republicano. Entre las condiciones que le impusieron a su ahora líder, Kevin McCarthy, para otorgarle la dirigencia de la Cámara, está una reducción significativa al presupuesto de bienestar del país (seguridad social y gastos médicos) como condición para votar en favor del alza de la deuda. Si McCarthy no les otorga lo que desean, los cambios de reglas que le impusieron les dan el poder para sustituirlo como líder sin mayores problemas. Escondido detrás de su “preocupación” por el gasto fiscal, está un plan para acabar con el Estado de bienestar estadounidense, algo que parece imposible que los demócratas pudieran aceptar. La lógica sugiere que, a final de cuentas, los republicanos terminarán torciendo su brazo, pues de otra manera inducirán una recesión económica mundial; sin embargo, después de ver el triste espectáculo de la votación para elegir a McCarthy como líder, donde humillado terminó aceptando todas las demandas de este pequeño grupo, y de ver la reacción de estos mismos políticos ante el intento de golpe de Estado de Trump, el suicidio de la economía estadounidense parece una posibilidad verosímil.