Horacio Vives Segl

Miscelánea y el recuerdo de Lujambio

ENTRE COLEGAS

Horacio Vives Segl
Horacio Vives Segl
Por:

Lo que ha ocurrido en los últimos días da para una colaboración peculiar. Me refiero, primero, a algunos temas de coyuntura y dedico al final un espacio personal para recordar a Alonso Lujambio, al cumplirse ocho años de su prematuro fallecimiento.

Habría que empezar por la rifa-no-rifa del avión presidencial. A la temprana “invitación” a empresarios para comprar boletos, siguieron las “respetuosas sugerencias” a servidores públicos a hacer lo propio, para finalizar con algo francamente hilarante: que el propio Gobierno terminara comprando boletos de “su rifa” para luego repartirlos entre hospitales o clínicas públicas.

Después vino la detonación de la consulta electorera para juzgar a todos los expresidentes vivos, con la sola excepción de Echeverría. Como llegaba la fecha fatal para juntar las firmas y no lo lograban, sus promotores optaron por la vía del Congreso. Al trascender que el proyecto del ministro ponente de la Suprema Corte es declararlo inconstitucional —como a todas luces lo es—, se detonó la crítica oficialista sobre el papel de los jueces y, por supuesto, específicamente contra el ministro ponente. Como sucedió en Baja California con la ley para extender el mandato del gobernador, flota en el ambiente la duda sobre cómo podrían votar las y los ministros. La verdad, debería pasar lo mismo que en ese otro caso: una votación unánime contra tan oprobioso “concierto de inconstitucionalidades”.

Se cumplió un año más de los atroces acontecimientos de Ayotzinapa. Uno de los aciertos de este Gobierno ha sido cambiar la interlocución con las víctimas. En el último año, el mayor hallazgo fue una tercera identificación forense. Desde el quinto año se sabía que la llamada “verdad histórica” que defendió el gobierno anterior estaba completamente desacreditada. Los responsables de esa investigación ahora están en el banquillo de los acusados. Del big name, Tomás Zerón, nos cuenta el Presidente que se le vio por Canadá y, recientemente, por Israel. La exigencia sigue siendo la misma: esclarecer con la mayor certeza posible qué pasó con los normalistas y dictar las medidas necesarias para sancionar a todos los culpables, reparar los daños y adoptar acciones que garanticen que nunca más se cometa una atrocidad de esa dimensión.

Finalmente, la mención a Lujambio. El viernes 25 se cumplieron ocho años de su fallecimiento. Nos sigue haciendo mucha falta a sus familiares y amigos. Ante la irracionalidad que por momentos evidencia la vida pública, su obra, vida y legado en la academia y en la política resultan imprescindibles de recuperar. La obsesión de Lujambio por el estudio de las instituciones y su énfasis en el gran valor de éstas, sus convicciones democráticas y su defensa de la (buena) política como instrumento de diálogo, de amortiguamiento del conflicto y de obtención de resultados, están más vigentes que nunca. Como todos los años desde su fallecimiento, el Centro Lujambio convocó a un concurso de ensayo político que lleva su nombre. Felicitaciones a los ganadores de esta octava edición: Miguel Meza y Andrea Sedeño, ambos estudiantes de Derecho del ITAM, y Abigail Mazón, de Ciencias Políticas y Administración Pública de la UNAM. ¡Enhorabuena!