Jacqueline L'Hoist Tapia

El mundo cambió y ya no se ven bien

HABLANDO DE DERECHOS

Jacqueline L'Hoist Tapia
Jacqueline L'Hoist Tapia
Por:

El mundo cambió. Así inicia la campaña que hace unos días lanzó el Instituto Nacional de las Mujeres, a diferencia de aquella de Cuenta hasta 10. Esta campaña habla sobre la capacidad que tenemos todas las personas de entrarle parejo a los cuidados familiares, a la importancia del tiempo libre que necesitamos las mujeres, que el trabajo del hogar no sólo es “cosa de mujeres”, pero, sobre todo, a que nuestras acciones cuentan, construyen y trasforman; y es que sí, vivir en igualdad es y debía haber sido siempre parte de lo común.

Los roles de género establecidos socialmente e históricamente –y no por eso buenos– han colocado a las mujeres en los “deberes del hogar” y a los hombres como “los proveedores”. En este sentido, las mujeres, por nuestro propio derecho profesional y personal, y a partir de muchas luchas, hemos logrado incorporarnos a la vida económica, trayendo un beneficio importante para el país y las familias. Según la Encuesta Nacional sobre el Uso del Tiempo, trabajamos aproximadamente 37.9 horas a la semana; sólo 9.8 horas menos que los hombres. El problema es que los equilibrios que debe tener una sociedad para que funcione armoniosamente no se han dado, y la carga de los deberes del hogar poco ha ganado en este sentido, ya que los hombres dedican a éstos sólo 15.2 horas a la semana; mientras que las mujeres 39.7 y entre la suma y la resta de las horas hay un desequilibrio, cuya desventaja está del lado de las mujeres, cuando lo cierto es que si vivimos en la misma casa, el trabajo debería ser compartido.

La campaña que impulsa Nadine Gasman, subraya que todas las personas tenemos la capacidad de hacer mucho por el bien común en el hogar y una casa limpia es resultado de esfuerzo. Dicho de otra manera, la camisa limpia, planchada y doblada no llegó al cajón por arte de magia, ni la comida se hizo sola y cuidar a alguien significa tiempo. Estos mensajes manifiestan una estrategia diferente, al decir que sí lo puedes hacer y, si lavas tu coche, lava el escusado que igual lo usas y se necesita lo mismo, agua y jabón. Que el bien común de quienes integran una familia y cuidarla es una tarea que se tiene que hacer en comunidad para que funcione y no desgaste sólo a un integrante de ésta y que el tiempo libre es fundamental, para hacer lo que nos gusta o lo que nos venga en gana, sin preguntas y sin prejuicios, y derribar mitos de que las mujeres podemos hacer varias cosas a la vez y nunca nos cansamos.

Nada difícil de entender y entonces, ¿por qué algunos hombres no lo hacen? La respuesta es muy fácil, porque no quieren dejar los privilegios que el sometimiento a las mujeres les ha dado. El cambio significa moverse y nomás no quieren. No faltan quienes argumentan que ése es el lugar de las mujeres; otros, que lo intentan y hasta ayudan, pero que en el fondo no están hechos para eso, y los más cínicos argumentan que no es que no quieran, sino que así los educaron. Pero de lo que no se han dado cuenta es que el mundo cambió y que conductas machistas ya no caben; se están quedando atrás y, ¿qué creen? No se ven nada bien.