Javier Solórzano Zinser

Se va acabando el semestre escolar

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser
Javier Solórzano Zinser
Por:

No somos de la idea, sin dejar de reconocer las innumerables dificultades que se están enfrentando, que se vaya a perder el año escolar.

Habrá que reconocer que en medio de las innumerables dificultades y temores por la pandemia la SEP acabó haciendo lo que podía hacer y más con un Gobierno que ha hecho de la austeridad algo más que una obsesión.

El Gobierno sigue teniendo a la mano la posibilidad de comprar computadoras, tabletas e incluso teléfonos para que los estudiantes que tienen dificultades económicas puedan acceder a la educación. Al no hacerlo la labor de la SEP fue aún más complicada, porque no tuvo recursos, ni los tendrá, a lo que hay que sumar las muchas herramientas que pudieran ser importantes para  tener apoyos en el desarrollo del proceso educativo, las cuales son de difícil acceso o muy caras.

Imaginar que se pueden contratar series de televisión, documentales y todo tipo de apoyos de esta índole son buenos deseos, quizá con la experiencia ganada estos meses se puedan establecer convenios, pero no pasemos por alto que estamos ante un mercado de suyo complicado.

Los costos son muy altos, los derechos de transmisión también, y no olvidemos que además estamos en la austeridad oficial, muchas veces sin lógica, como forma de gobierno y de vida. El Gobierno no va a ir más allá de lo que determinen las políticas que se ha planteado el Presidente, todo gira en torno a ello.

Por ahora, es realmente difícil saber cuál será el rendimiento de los estudiantes. Entramos en un proceso en donde lo más importante era resolver lo inmediato para los alumnos, los maestros, padres de familia y la comunidad buscando, en medio de los inéditos, cumplir con el proceso educativo en la medida de lo posible; no había mucho de dónde escoger y la capacidad de maniobra, todos sabíamos, era limitada y mínima.

No se olvide que el primer deber y obligación era buscar el máximo aislamiento para evitar los contagios. Si hoy nos sigue resultando la pandemia un enigma echemos para atrás el tiempo y recordemos lo que estaba siendo para la ciencia y el Gobierno simplemente hace seis meses.

Existe una alta dosis de enigma respecto a cómo estarán asimilando los estudiantes los conocimientos y qué tanta capacidad están teniendo los maestros para poder desarrollar su trabajo. Por más que exista una interacción, vía las nuevas tecnologías, es evidente que uno de los ejes centrales del proceso de enseñanza-aprendizaje está en las clases presenciales; la mejor manera de establecer la relación maestro-alumno es en el cara a cara cotidiano.

La convivencia hace que el proceso tenga más elementos de entendimiento, al tiempo que le permite a los maestros una mejor evaluación estudiantil.

Es de esperarse que el desarrollo de estos meses sea desigual. El rendimiento escolar tendrá que ser visto desde diferentes ámbitos, no tiene sentido hablar de tiempo perdido, porque los estudiantes encontrarán una gran riqueza en esta inusual experiencia de vida en estos meses, más lo que nos falta.

Ha sido difícil para todos. No hay quien no haya tenido dificultades, entre quienes tenemos que incluir el gran esfuerzo de los padres de familia. Hay un lado luminoso dentro de lo que estamos viviendo, porque nunca como ahora hemos visto un proceso de tanta participación, entre interesada e inevitablemente obligada, de los padres de familia en la educación de sus hijos.

Lo que podremos saber en los próximos meses es qué tanto se puede rescatar del primer semestre del ciclo escolar. Por ahora no tiene sentido imaginar el corto y mediano plazo de las clases presenciales.

En unas semanas conoceremos los primeros balances de la forzada experiencia y en el siguiente semestre veremos qué aprendió la SEP.

RESQUICIOS

Todo un enigma lo que puede estar pasando por la cabeza de los capitalinos. El centro de la ciudad lleno, la Basílica llena, los  centros comerciales llenos, todo ello en medio de un incremento significativo de contagio y muerte.