Javier Solórzano Zinser

La ASF y “los otros datos”

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser
Javier Solórzano Zinser
Por:

La rendición de cuentas y la transparencia son ejes fundamentales para la gobernabilidad. 

No hay manera de que los gobiernos sean fuertes y creíbles si no rinden cuentas. No cabe por innumerables razones que quien vigile a los gobiernos sean los propios gobiernos.

El país se la ha pasado en medio de la opacidad. La lucha que ha establecido la sociedad en esta materia ha sido fundamental para tener organismos efectivos en materia de transparencia y rendición de cuentas que permita a los ciudadanos conocer qué hacen los gobiernos con el dinero que, a fin de cuentas, es de los ciudadanos.

No solamente se trata de esto, también está de por medio la ética, credibilidad y hasta la legitimidad de un gobierno. Si los temas y las obras oficiales no pasan por el escrutinio de una sociedad no puede ser el gobierno el que determine de manera unilateralmente la información sobre lo que el propio gobierno hace.

No es una discusión local, es un debate abierto que alcanza a organismos internacionales, incluyendo a instancias como la ONU. La rendición de cuentas y la transparencia son derechos ciudadanos, los gobiernos están en obligación de cumplir con estos procesos, no es una dádiva ni tampoco una cuestión de moda u ocurrencia.

Estas ideas han sido discutidas durante mucho tiempo, porque ha sido a través de la opacidad como se han enquistado los procesos más brutales de corrupción. Todos sabemos que en nuestra sociedad estas prácticas han sido lamentables y han provocado cadenas de corrupción incontrolables que han llegado en ocasiones a ser vistas como parte de nuestras formas de vida.

El informe de la Auditoría Superior de la Federación de la Cuenta Pública 2019 tiene que ser visto como la revisión que una institución ajena al gobierno hace sobre el manejo de los dineros del gobierno. La ASF ha logrado depurar de manera significativa estos procesos, tomemos en cuenta que hace no muchos años los informes se presentaban hasta con 4 y 5 años de retraso.

Los procesos informativos no estaban depurados y, en muchas ocasiones, las dependencias escondían la información. La ASF se ha venido convirtiendo en un garante de la transparencia, sus informes se llevan a cabo en función de la información oficial, para decirlo claro, la Auditoría no se saca los datos de la manga. Lo que reporta es lo que le dan y su papel es investigar qué tanto la información es válida y qué tanto tiene que ver la información del gobierno con sus acciones.

El Presidente asegura que tiene “otros datos” de los que tiene la Auditoría. Tendrá que mostrarlos, porque los que tiene la ASF es información de su gobierno, si algunas puertas se cerraron, como se asegura pasó con la Secretaría de la Función Pública, el problema está en la dependencia.

Con razón se interpreta que el gobierno tendría información que no quiso o no le pareció, por las razones que se quieran, entregar.

Lo que viene ahora es que con base en el informe de la ASF el gobierno precise y aclare la gran cantidad de irregularidades que se han expuesto. Estamos en medio de un proceso en el cual el gobierno tiene la obligación de informarle a la ASF sobre las presuntas irregularidades a las que se han hecho referencia y a las que el Presidente, muy a su manera, ha remitido a su lugar común de que tiene “otros datos”.

No tiene sentido colocar ahora a la Auditoría en el centro de un debate ideológico. No hay razón para ello, porque lo que ha hecho el auditor es encabezar un equipo con base en disposiciones legales para auditar al gobierno.

Lo que hace la ASF es reportar la cuenta pública con base en la información que le otorgan, en el fondo se presume prevalece la buena fe de unos y otros.

RESQUICIOS

La detención de Emma Coronel no sorprende, nos dice el maestro Ramón Celaya. A lo largo de años se hicieron de la “vista gorda”, tanto en el pasado como ahora. Nunca la investigaron cuando había muchas evidencias en su contra, las cuales eran conocidas aquí y allá.