En el día tras día (47) (El día que tenía que llegar)

QUEBRADERO

JAVIER SOLÓRZANO ZINSER
JAVIER SOLÓRZANO ZINSER
Por:
  • Javier Solórzano Zinser

Entre urgencias, necesidades y los tiempos que se han venido cumpliendo, este lunes se pretende regresar, en la medida de lo posible, a lo que la OMS llama la “nueva normalidad”.

Todo sigue siendo un galimatías. Somos muchos países al mismo tiempo en donde cada uno de ellos tiene su propia vida y su propia realidad. No se pueden tomar decisiones integrales, cada estado, ciudad o municipio tienen en lo general sus propias dinámicas, el coronavirus lo ha dejado definitivamente en claro.

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No tener sospechosos, contagiados o fallecidos no significa que de la noche a la mañana se puedan abrir las puertas de una entidad. Esto se vio hace días en que se planteó que algunos municipios llamados “esperanza”, muy a la manera de la presente administración, regresaran a las actividades.

La decisión de las autoridades y de las propias comunidades fue la de mantenerse en cuarentena. No tener contagiados no significa no estar expuesto a que con relativa facilidad pueda presentarse el virus.

La lógica y la experiencia de otros países indican que no hay de otra que empezar a tomar decisiones para buscar la manera de regresar a las actividades cotidianas. Todos sabemos que las cosas no van a ser iguales, pero también es claro que tenemos que buscar el regreso para poder desarrollarnos y vivir, reconociendo los inevitables riesgos que de suyo tiene todo el proceso que estamos viviendo y que vamos a enfrentar.

En medio de los riesgos urge la prudencia. Debido a que el virus se mueve de manera inesperada e incontrolable, hay que tener enorme cuidado para enfrentar la “nueva normalidad”. Una de las razones importantes es que se ha demostrado que podría presentarse un rebrote en octubre por las condiciones climatológicas, como ya lo alertó la Jefa de Gobierno de la capital.

Hay que identificar que no se tiene mucha capacidad de maniobra, seguimos en más de un sentido en terrenos pantanosos. Una buena prueba de ello fue la comparecencia virtual del afamado vocero con los senadores en que aparecieron muchas formas de interpretar lo que vivimos.

El entrar en un toma y daca político más que de información científica acabó provocando que la discusión se dirigiera hacia temas controvertidos que no tenían que ver con la esencia de lo que se cuestiona y se defiende. Una situación que se está enfrentando, la cual está perturbando el ambiente, son los procesos informativos.

El vocero se ha metido en la política para defender causas haciendo a un lado su reconocida formación como científico.

Es difícil que en una función como la que está cumpliendo López-Gatell se puede estar exenta o ajena a la controversia. Lo que ha pasado es que se ha metido en debates en los cuales había elementos para enfrentarlos y salir de manera diferente de como lo ha hecho.

Cuando sus respuestas están en el ámbito de sus conocimientos más que de discusiones políticas le va bien; quizá ha copiado la fórmula de su jefe de no dejar pasar una sola crítica o comentario.

Al mismo tiempo lo meten en líos. El miércoles dijo que no estaba decidido que el Presidente se fuera de gira, pero el jueves en la mañanera López Obrador simple y sencillamente dijo me voy el martes al sureste, zona, por cierto, de las más afectadas por el coronavirus. Si algo no tiene sentido es poner en entredicho la palabra de quien se encarga de informarnos de la brutal pandemia jugando el papel de ser algo así como el doctor de todos nosotros.

Llegó el día que tenía que llegar. Hay que verlo como parte del proceso, que nadie corra.

RESQUICIOS.

Si algo nos ha ayudado ante el Covid-19 son los científicos, han sido y son el faro. Lo peor que puede pasar es que pasando la crisis los olvidemos. Sin embargo, ayer el Presidente planteó evidencias de lo que piensa y va a hacer en el presente-futuro, lo cual, para decir lo menos, es nebuloso.