Javier Solórzano Zinser

No estará en la boleta, pero…

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser
Javier Solórzano Zinser
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Por más alianzas que hagan unos y otros la clave está en lo que los ciudadanos vean y sientan sobre el momento que vive el país. De igual manera, por más crítica que haya contra el Presidente y su Gobierno, su popularidad no decrece y más bien se afianza.

En medio de las “buenas intenciones”, cargadas de explicaciones y justificaciones que pueda tener la oposición para aceptar todo tipo de alianzas sin importar en lo más mínimo su pasado, no está claro si tiene sentido su borrón y cuenta nueva. Lo cierto es que en el imaginario colectivo la oposición se ve bajo una mirada crítica plenamente justificada por su gobernabilidad durante décadas.

Quien sí sabe cómo sacarle provecho a esta situación es el Presidente quien, además, no pierde oportunidad para criticar e incluso juguetear con el tema. Cada referencia a ello es una crítica que busca desacreditar, al tiempo que abonar rumbo al obsesivo 2021.

Tener en la mira al Presidente tiene sentido en función del poder que ha ido acumulando en el día tras día, hay pocos equilibrios a lo que se suma que Morena en el Congreso es la instancia que le permite al Presidente el paso libre para sus objetivos.

Lo que la oposición no puede perder de vista es que bajo una estrategia de ataque al Presidente la polarización crecerá aún más, lo cual traerá y le traerá consecuencias.

No puede dejar de contemplar que por ahora los escenarios le son abiertamente adversos y que lo que tenga que ver con la crítica al Presidente, por más que sea puntual y precisa, se le puede revertir. El poder del discurso y convencimiento hoy pasa invariablemente por Palacio Nacional.

La oposición deberá entender la condición bajo la que se encuentra. No sólo está dispersa y disminuida, sino que tiene enfrente un gobierno fuerte que por más críticas que mereciera está en el imaginario colectivo como una esperanza e identidad.

Las posibilidades reales de triunfo de la oposición más bien podrían pasar por la dinámica de cada estado y municipio. Si la gobernabilidad en las entidades ha sido satisfactoria para los ciudadanos las dudas a la hora del voto pueden ser un factor para las alianzas opositoras.

Sin embargo, también se ha visto que, a pesar de que algunos gobiernos terminan con altos niveles de popularidad, no necesariamente es condición de ratificación de triunfos.

La mayor adversidad para las alianzas está en su origen, porque si no tiene la capacidad de comunicar políticamente a la sociedad el porqué de ellas van a terminar siendo un sonoro fracaso que puede alcanzarlas en 2021 y de paso en 2024.

Colocar en el centro únicamente a López Obrador es una apuesta parcial y no necesariamente ganadora. Si bien muchos factores pueden influir, por ejemplo la llegada de las vacunas pudiera hacer olvidar los devaneos del manejo de la crisis encabezados por el afamado vocero, la fuerza que tiene el Gobierno es consistente y es al menos de mediano plazo.

El Presidente ha sido y es el eje de debates, críticas y sobre todo de esperanza. Está en el imaginario colectivo como hace mucho tiempo no lo vivíamos, todo gira en su entorno en lo que hace y no hace; va de nuevo, las mañaneras además lo hacen omnipresente.

Seguimos en el singular escenario en que la crítica se le resbala, el caso de su hermano y su prima hermana es ejemplo claro de ello, en cualquier otro sexenio estaríamos en el escándalo interminable.

Para el champurrado de las alianzas es obvio que López Obrador debe ser el punto de arranque, porque el imaginario colectivo lo tiene como su identidad, esperanza y porque es “uno de nosotros”, tres definitivo que no todo empieza y termina ahí.

El tabasqueño no estará, pero estará en la boleta.

RESQUICIOS

Un gran respiro para el país y la desigual estrategia del Gobierno ante la pandemia es la llegada de las vacunas. Habrá que reforzar la sana distancia y el uso del CUBREBOCAS y no nos comamos la torta antes del recreo.