Javier Solórzano Zinser

El martes en San Lázaro

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser
Javier Solórzano Zinser
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Todo fue inédito en las formas en la instalación del periodo ordinario de sesiones, pero en el fondo lo que se vivió fue calca de lo que hemos visto. 

El martes las cosas no pasaron de acusaciones y reclamos en el posicionamiento de los partidos, al final quienes tienen la mayoría, además de cerrar la orden de oradores y al tener el peso que les dan los votos, tienen la posibilidad de responder a lo expuesto por los partidos.

Las participaciones no se salieron de un guion establecido y hasta pronosticable. De alguna forma se preveía lo que cada partido iba a plantear. Se sabía de dónde vendrían las críticas al Gobierno y también el elogio desbocado para arengar a la tribuna.

La participación del senador de MC Clemente Castañeda buscó explicar el porqué del apoyo de su partido a López Obrador en las elecciones y de manera crítica mostró el porqué su partido tenía ahora otra visión de las cosas, “México no puede volver a ser el país de un solo hombre, pero tampoco puede convertirse en el país de una sola respuesta”.

La legisladora independiente y destacada militante de la causa de la diversidad Ana Lucía Riojas de nuevo puso este tema en la mesa. La diputada sabe bien que a menudo pudiera estar arando en el desierto, pero su concurso en el Congreso es estratégico.

En esta ocasión lo inédito estuvo en la forma. No hubo mucha gente en San Lázaro a diferencia de otras ocasiones. Algunos legisladores no dejan de llevar su séquito, pero, en general, se cumplió con las condiciones de seguridad y salud que exige la pandemia.

Un hecho que define el cuidado es el que toda persona que fuera a ingresar al Congreso tendría que haberse hecho previamente la prueba de coronavirus, quien no lo hubiera hecho estaba impedido de ingresar.

La sesión estaba programada a las 17 horas, pero por alguna razón que desconocemos empezó 28 minutos tarde; se asegura que la titular de Gobernación se reunió previamente con algunos legisladores de Morena.

En la entrega del informe Olga Sánchez Cordero puso énfasis en los temas de salud, economía y de género. En medio de una Presidencia tan concentrada y hasta abrumadora, la titular de Gobernación ha tenido que buscar ganarse espacios.

Uno de ellos es el tema de las mujeres en donde juega un papel relevante y es de imaginar que tiene tareas relevantes que cumplir. No podemos olvidar que es un asunto pendiente y que no se deben ver lejanas las protestas de las mujeres, las cuales andan en pausa y no han dejado de formar parte del imaginario colectivo, el 8 y 9 de marzo siguen rondándonos.

No somos de la idea de que la titular de Gobernación sea un florero. Es entendible que en ocasiones esté aislada, lo cual no se debe a lo que hace, no hace e incluso a lo que no se ve que hace. En su caso le acompaña la fuerte, abrumadora, excesiva y omnipresente imagen del Presidente, ante lo cual se aplica el alégale al umpire.

Lo que rondó toda la tarde como un fantasma fue la falta de acuerdos sobre quién debiera ser el presidente o presidenta de debates en San Lázaro. Los partidos están metidos en rudas y lamentables disputas que provocan el oprobioso saltimbanqui de diputados.

No les importa el método, lo que importa son los votos que les permita dirigir los debates. Mario Delgado nos decía que el asunto “se arregla antes del sábado” y con la designación de Dulce María Sauri se confirmaron sus pronósticos.

El reto será el mismo: se ciernen sin debatir a fondo bajo la máxima de legislar en automático como lo pide y exige Palacio Nacional, o se meten en los complejos, pero siempre democráticos, caminos de entender que no estamos ante una sola verdad.

RESQUICIOS.

Que conste. El Presidente en sus propias palabras: “Yo antes pensaba que el estrés era una exquisitez de la pequeña burguesía, pero no, sí existe y no todos estamos para resistir presiones… el servicio público produce estrés”, en referencia a la renuncia “por motivos de salud” de Víctor Manuel Toledo.