El pensar distinto

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser
Javier Solórzano ZinserLa Razón de México
Por:

La construcción de Morena tiene en su esencia ser un partido hecho a imagen y semejanza de un hombre.

Las experiencias políticas no le fueron satisfactorias a López Obrador, las voces que en más de una ocasión eran diferentes a la suya no le gustaban. Muchas votaciones internas le fueron adversas y en innumerables ocasiones no compartía las decisiones.

La última etapa de su militancia en el PRD fue catastrófica. No había entendimientos, se rompió el diálogo interno y las relaciones eran tirantes. Todos sabían que en cualquier momento el tabasqueño dejaría el sol azteca y que con él se irían una gran cantidad de militantes, a los que se sumarían políticos de otros partidos incluyendo evidentemente a los priistas, quienes en algún sentido son una de sus canteras.

López Obrador construyó un partido a modo. Ha logrado incluso que una parte de la movida, inquieta y beligerante izquierda de alguna manera se someta al tabasqueño.

Pocas voces son las que se atreven a cuestionar los planteamientos del Presidente. La mayoría opta por aceptar propuestas y estrategias, un poco en broma y otro tanto en serio se dice que “más vale que no caigas de la gracia de ysq”.

Si bien Morena ha crecido de manera espectacular, también es cierto que según recientes encuestas en algunos estados ha disminuido su popularidad. El partido va a salir, en lo general, bien librado en las elecciones; sin embargo, han surgido signos que muestran que no va rumbo a un día de campo.

Lo que debe quedar claro es que una cosa es hacer un partido a imagen y semejanza de quien lo construye, con todos los problemas que puede enfrentar, y otra muy distinta es tratar de hacer al país a su imagen y semejanza.

Cada vez están apareciendo más signos en que el Presidente intenta acomodar las cosas como si su voz fuera única y definitiva; que si bien gobierna el país bajo una alta popularidad, también se distingue por una heterogeneidad.

Los ciudadanos no necesitan participar en los partidos de oposición para hacer saber lo que piensan y lo que quieren. Que no haya una oposición firme y que trascienda no significa que no hayan voces, no sólo en los medios y en las redes, que tengan perspectivas y opiniones diferentes.

Nos estamos llenando de lances en donde todo aquel que tenga un planteamiento distinto del presidencial acaba por ser señalado. El principal problema que vamos a enfrentar en el corto plazo, las elecciones serán prueba de ello, es el hecho de que al país le está ganando la intolerancia y aquel que no sigue los pasos que se dan desde Palacio Nacional pareciera que está equivocado por definición, más allá de los adjetivos que se lanzan en el día con día.

Con la reforma eléctrica están apareciendo signos en verdad inquietantes. El Presidente asegura que quien plantea una estrategia de defensa legal en contra de sus planteamientos se convierte en automático en un “traidor a la patria”.

Desde donde se vea, el argumento lleva a la intolerancia, porque en el fondo pareciera que el tabasqueño no acepta ideas distintas de las que él plantea. Quien ve el mundo de manera diferente, bajo genuinos criterios de respeto intentando fortalecer el debate, acaba siendo señalado.

El problema que se viene es lo que se está construyendo y es en este sentido en donde el Presidente no debe pasar por alto su esencia democrática y libertaria a la cual tanto apela.

El pensamiento distinto fortalece a las sociedades y a los ciudadanos y quien dirige un país debe tomar en cuenta aquello de “entre más poderoso más generoso”.

En el día con día quizá estamos perdiendo de vista hacia dónde nos podemos estar dirigiendo.

RESQUICIOS

Al final se aplicó “el va porque va”. Poco importaron las denuncias en contra de Félix Salgado Macedonio, no tuvieron ni la decencia de investigarlas. Morena de seguro ganará las elecciones en Guerrero, pero quedará marcado. Este tipo de lances son los que no se olvidan y tarde que temprano las sociedades cobran.