Javier Solórzano Zinser

No la vayan a regar 3

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser
Javier Solórzano Zinser
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Con la reproducción del video que se presume forma parte de la videoteca del detenido consentido en la mañanera, y por sus comentarios sobre la escandalosa demanda, de alguna forma el Presidente ha validado dos filtraciones que por la forma en que se han dado, podrían alterar el debido proceso.

Por la información que se tiene, derivada de diversas investigaciones más que las filtraciones, no existe la menor duda que estamos ante un escenario que no podemos desperdiciar. Lo que pase al final de la escandalosa historia podría colocarnos ante la posibilidad de cambiar en esencia el estado de las cosas.

Sin embargo, por más prisa que tenga el mandatario y que se esté ante la gran oportunidad de atacar con nombre y apellido la corrupción reciente en el ejercicio del poder, es clave seguir de manera estricta el proceso legal. Estamos ante una situación en donde independientemente de lo escandalosa que resulta, es esencial apelar y acceder de manera estricta al Estado de derecho.

Lo contrario va a llevar a que el caso se rompa en sus bases legales, lo que podría colocarlo expuesto, a la intemperie y cuestionado, como ya hemos visto de manera penosa y dolosa en otras ocasiones.

La tentación del escarnio y el uso político pueden eventualmente romperlo. El Presidente se ve ansioso por tratar y hablar de ello a toda hora. En la semana se ha dedicado sistemáticamente a ponderar en sus discursos el caso, sin caer en cuenta que se está en medio de un proceso en donde por momentos puede llegar a fungir como vocero de una Fiscalía que se define como autónoma.

Entendiendo lo que está rodeando al escandaloso caso, de lo cual es difícil abstraerse, resulta primordial atender lo que está de por medio. La demanda filtrada del detenido consentido contiene elementos lamentables de lo que pudo haber pasado recientemente, lo cual efectivamente merece darse a conocer, más que para “purificarnos”, para hacer justicia.

Emilio Lozoya ha prendido el ventilador para contar su versión de las cosas y también para ofrecer información que le resulta de primera importancia y conveniente al Presidente. López Obrador está escuchando lo que quería escuchar para romper las cadenas de impunidad y corrupción, al tiempo que alcanzar quizá una especie de venganza por lo mucho que a lo largo de años injustamente padeció.

El problema ante esto es que quizá su deseo lo está llevando a avalar filtraciones que en el fondo no puede sustentar, como lo hizo ayer, por las reacciones que han tenido los involucrados.

Es paradójico, pero si el Presidente  continúa con estas formas podría perder la oportunidad que ha estado esperando y buscando desde hace mucho tiempo.

Cuidar el caso, ceñirse a sus tiempos, construir mecanismos para enfrentar situaciones que eventualmente se podrían enfrentar a futuro es el objetivo. Si se piensa en la venganza o en evidenciar antes de tiempo, va que vuela para ser contraproducente.

La sociedad debe enterarse a través de conductos oficiales, porque es lo que le da valor a lo que está pasando. Hacerlo antes para ganar simpatías o para colocar los hechos como triunfo de gobierno puede ser efímero y no responde a una demanda histórica de la sociedad.

Lozoya, insistimos, está puesto para lo que le pidan. Fue parte central de lo que hoy denuncia y no puede el Gobierno a contentillo creerle en todo lo que dice. No lo planteamos para defender a nadie, porque en la mayoría de los casos son indefendibles.

Se debe tomar el pulso al escándalo. Lo más importante es que se haga justicia y no desaprovechar la gran oportunidad en un escenario que puede ser, ahora sí, un antes y un después; de nuevo, no la vayan a regar.

RESQUICIOS.

Si algo debe aquilatar profundamente el Gobierno es el que las interminables batallas por la libertad de expresión son una de las grandes claves por las cuales está en donde está. Parafraseando a José Emilio Pacheco, no terminemos siendo lo que nunca quisimos ser.