Josefina Vázquez Mota

No me dejo de nadie, excepto de ti

SIN MIEDO

Josefina Vázquez Mota
Josefina Vázquez Mota
Por:

Ivonne y yo teníamos la misma edad, éramos novias de los hermanos López, y a ambas nos pegaban. Ivonne fue víctima antes que yo, tenía más años de novia de Eduardo que yo de Manuel. Un día me tocó verla arrinconada en la casa de ellos, Lalo le había pegado, dijo Alejandra.

“Primero amenazan con dejarte, te hacen sentir menos, dependiente, después te golpean. Tarde leí la frase: ‘amiga, date cuenta, si te pega no te quiere’, pues cuando la repetí como mantra, Manuel ya me había golpeado. Ahora entiendo por qué Ivonne dejó a Lalo”, comenta Ale, como le gusta que la llamen.

La Encuesta Nacional de Violencia en el Noviazgo (Envinov) 2007, realizada por el Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve), señala que para entonces, 39.4% de los jóvenes sufrieron violencia emocional; 6.8% violencia física, sin distinción de sexo; y violencia sexual (sólo mujeres), 8.16%.

Resalta que los tres tipos de violencia que se viven en el noviazgo son: física, emocional y sexual. Registra que 10% de los hombres sufrieron violencia física, y sólo 3% de las mujeres sostuvieron vivirla, esto debido a que ellas normalizan la violencia y por eso no lo reportan, dijo el doctor Roberto Castro, investigador del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM.

“Las mujeres asimilan y neutralizan las agresiones de sus novios, ellos las sobredimensionan al grado de decir que su novia ‘salió respondona, regañona’”, asienta el especialista.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó que en México 9 de cada 10 mujeres de entre 12 y 19 años han sido agredidas durante el noviazgo y que 3 de cada 10 lo denunciaban, pues el resto lo considera normal.

“¿Por qué dejabas que te pegara?”, le pregunté a Alejandra; respondió: “Porque no sabía nada del amor propio, por miedo a que me dejara, por el qué dirán, pensaba que sin él no sería feliz, fue el primer hombre en mi vida, creía que sólo él me querría”.

La violencia en el noviazgo sigue creciendo. Muchas preguntas debemos hacernos para ayudar a que niñas y niños sean formados en una cultura de paz, con una poderosa autoestima, y con referentes claros que les permitan distinguir sin titubeos cualquier clase de violencia, justo contraria al amor.

Tenemos una emergencia mundial, y es educar para el amor, más aún cuando se normaliza la violencia y la descomposición del tejido social agrede cotidianamente a los más vulnerables.

La violencia psicológica, física y sexual comienza en el noviazgo, después crece en el matrimonio, cuando no se respeta el nivel de ingresos o educativos, ni la propia independencia económica de las mujeres.

Un buen número de mujeres violentadas son fuertes para enfrentar retos, para ganar sus ingresos y defender sus derechos. Jóvenes que no se dejarían de “nadie”, excepto de quien dice amarlas y destruye cada día pedazos de su vida, hasta destruirlas por completo. Es una generación de grandes contrastes, la generación de “no me dejo de nadie, excepto de ti”.

Niñas y niños deben tener el derecho de aprender a distinguir el amor de la violencia, e impedir que la normalización de ésta se convierta en parte de su vida.