Julia Santibáñez

Only the Lonely

LA UTORA

Julia Santibáñez
Julia Santibáñez
Por:

La orquestación de sus temas se cae de grande, lo mismo que su voz texturosa. Y además posee algo inclasificable: cada canción tiene huesos. Y los huesos llevan tuétano.

Acabo de releer Por qué importa Sinatra, del periodista Pete Hamill (muerto en agosto pasado). Lo compré en 2009; acababa de salir en español, con traducción de Jorge F. Hernández. Analiza los rasgos que convirtieron al cantante en el icono moderno estadounidense, entre ellos, ser un solitario urbano, hijo único en un barrio de familias numerosas, descendiente de inmigrantes italianos a Nueva Jersey, un chico prometido a la medianía laboral, que se impuso a golpes de talento. Y con una voracidad emocional sin cortapisas. Quizá este punto se me instaló entonces en el inconsciente y hace poco, cuando junto con la lectura me receté de nuevo a Sinatra, caí en cuenta de este escándalo: el tipo se saca el hígado, lo pone en la mesa y canta desde ahí. Días después encontré en Hamill un capítulo donde subraya sobre quien fue su amigo: “Frank Sinatra tuvo un solo tema básico: la soledad”.

Siempre fue, incluso antes de serlo, el tipo aferrado a quien lo abandonó. La anécdota es real: Ava Gardner dejó a Sinatra en el restaurante, en una cena con amigos. Dijo “ahorita vengo” y se largó. Si hasta entonces el nativo de Hoboken habitó temas de indefensión, a partir de ahí se dedicó a mostrar la herida abierta, sin perder del todo el estilo. “I’m a Fool to Want You”, que coautoreó con Jack Wolf y Joel Herron, lo dice claro: “soy un tonto por desearte, por buscar un amor que no es real, amor disponible para los otros… sé que está mal, debe estar mal, esté bien o mal, no puedo sin ti”. Es de una orfandad pavorosa.

Y está la otra cara, la de quien lleva con jactancia el mundo colgado de un hilo, quien tras un trancazo y aterrizar de cara al polvo, se levanta a cantar “he sido un títere, un mendigo, un pirata, un poeta, un peón y un rey… Así es la vida”. Todos conocemos la solidez y la fractura. Sabemos qué significa llevar las venas atascadas de llorería, para semanas después competir en altura con un rascacielos. Hamill cita al cantante consciente de ello: “Tengo una capacidad desarrolladísima tanto para la tristeza como para el júbilo”. Por explicitar que siempre estamos solos, si bien ni abajo ni arriba son estados definitivos, sus canciones dejan de pertenecerle: ya son nuestras.

Sinatra es el graduado en soledades. El emérito en desamparo. El de Only the Lonely. Y esa misma vulnerabilidad indica que está vivo. Por eso, cuando algo me duele de más o el día a día se achata por dejadez, oírlo me recuerda que igual llevo tuétanos bajo la piel y eso está bien. Tuétanos y huesos.