El mamut blanco de Santa Lucía

GENTE DETRÁS DEL DINERO

MAURICIO FLORES
MAURICIO FLORES
Por:
  • Mauricio Flores

Los vestigios arqueológicos de caza mayor en el polígono de la terminal aérea Felipe Ángeles reconfirman lo ya sabido: tal suelo fue parte del sistema lacustre del Valle de México (el lago de Xaltocan tiene el mismo origen geológico que Texcoco) y que las tareas de recuperación instrumentados por el INAH, de Diego Prieto, complicarán los trabajos encomendados al general Gustavo Vallejo en un proyecto que enfrenta serios retos como suministro de agua, accesibilidad terrestre y una crisis histórica en la industria aérea.

Alguien se equivocó cuando le dijo al Presidente Andrés Manuel López Obrador que Santa Lucía era “tierra firme”: la profundidad de las cimentaciones para pistas, terminal y torre de control así lo muestran. La búsqueda de vestigios de las personas que habitaron la zona hace 15 mil años hará necesariamente más lento el trabajo trascabos y grúas. La lentitud, empero, podría jugar a favor de la nueva terminal ya que conforme a la IATA que dirige Alexandre de Juniac, la caída de los viajes en 55% por motivo del Covid-19 hará que la aviación tarde de dos a tres años en recuperar su volúmen pre-pandemia y lo hará bajo nuevos protocolos sanitarios y fuerte competencia entre destinos de viaje.

En tal situación, lo más rentable para las aerolíneas será llegar a los aeropuertos con probada demanda, como es el AICM, que dirige Jesús Rosano, y que dada su despresurización (actualmente tiene dos operaciones por hora, luego de haber llegado a las 63 por hora), podría mejorar radicalmente su infraestructura… claro, siempre y cuando se le asignara presupuesto.

Y en cuanto al agua potable en Santa Lucía, como indica el Reporte Recsa, de Humberto Armenta, la cuenca de Ecatepec está bajo estrés hídrico, por lo que tendría que obtenerse líquido de Tula a fin de atender hasta 19 millones de viajeros anuales dentro de una década y a la población circundante a esa terminal. Problema nada pequeño.

Confianza en las instituciones. El Inegi, de Julio Santaella, publicó una encuesta que mide la percepción de los ciudadanos sobre el desempeño de sus gobierno locales. Resulta que 66.3% de los yucatecos confían en la conducción de Mauricio Vila; 56.7% de duranguenses, en José Rosas y 54.6% de los sinaloenses, en Quirino Ordaz. En el sótano, 31.6% de los poblanos confían en Miguel Barbosa… quién por cierto se apañó el control de las escuelas privadas en su entidad.

Suburbano, 30 mil millones. Por cierto, nos cuentan que el Tren Suburbano, de Maximiliano Zurita, concluyó en tiempo y forma el estudio de demanda para ampliar su concesión hasta Huehuetoca y agregar un ramal de 24 kilómetros hacia Nextlalpan, a fin de llegar la terminal Felipe Ángeles. El problema, se comenta en la SCT, de Javier Jiménez Espriú, es que el estudio de preinversión estima necesarios 30 mil millones de pesos, de los cuales el Tren Suburbano (donde el Gobierno es socio al 49%) sólo dispone de 3 mil millones… por lo que habría que sacar otros 27 mil millones en plena austeridad republicana.